jueves, 28 de octubre de 2010

BULA «EXSURGE DOMINE» DE LEÓN X AMENAZANDO CON LA EXCOMUNIÓN A MARTÍN LUTERO

BULA «EXSURGE DOMINE» DE LEÓN X AMENAZANDO CON LA EXCOMUNIÓN A MARTÍN LUTERO Roma, 15 de junio de 1520.
Volumen de papel, de 4 folios (rubricellae) + 330, encuadernado en piel de color rojo pálido; en el dorso en alto: LEON. X. BULLAR. A.V. AD IX. L. CLXX, ASV, Reg. Vat., 1160, f. 251r
Los años entre 1519 y 1521 fueron para el Lutero carismático «años de oro» (Oberman), muy ricos en publicaciones y discursos; el fraile agostino de Erfurt parecía haber alcanzado una «seguridad hipnótica», consciente y orgulloso de su misión de proclamar en voz alta la verdad del Evangelio de Cristo contra el anticristo (el papado de Roma), para la genuina y urgente reforma de la Iglesia. «Ecclesiam et ecclesiasticos – escribía en las Operationes in Psalmos compuestas en aquellos años - oportet reformari». En 1520 Lutero publica An den christlichen Adel deutscher Nation von des christlichen Standes Besserung (a la nobleza cristiana de la nación alemana: de la mejora del Estatuto cristiano) en el que estigmatiza nuevamente los males de Roma y confiesa haber deseado «asaltar violentísimamente al papa, como el anticristo».
Y en ese mismo año se retomaba en Roma el proceso contra Lutero (iniciado en 1518 y suspendido por varias razones inherentes a la política papal en 1519). Ya estaba decidida la condena del agostino, auspiciada también por las Universidades de Lovaina y Colonia. Se formaron tres comisiones para examinar los escritos de Lutero, se celebraron tres consistorios (uno de los cuales duró ocho horas) y se llegó a la decisión de la condena. La bula correspondiente fue leída en el consistorio del 1 de junio de 1520 y se decidió publicarla.
Del largo texto de la bula, en el que trabajaron, además de León X, Giovanni Eck y los cardenales Benedetto Accolti y Giulio de’ Medici (futuro Clemente VII) se encuentra una copia en el registro del papa Medici relativo sobre todo al octavo y noveno años de pontificado (Reg. Vat, 1160 folios 251r - 259v). Hubo mala suerte con los originales enviados y casi todos terminaron destruidos; la bula recibida por Lutero, como es bien sabido, fue quemada el 10 de diciembre de 1520 en Wittenberg junto con los libros de derecho canónico, una señal de la ya clara rebelión en Roma.
Con la Bula Exsurge Domine, en la que se repite varias veces el nombre de Lutero, León X condena 41 proposiciones o errores, extraídos de las obras del fraile sajón, como «vel hereticos, vel falsos, vel scandalosos, vel piarum aurium offensivos, vel simplicium mentium seductivos»; las proposiciones condenadas se referían a la «fides fiduciosa», la justificación, la gracia, la jerarquía eclesiástica, la eficacia de los sacramentos, el purgatorio, la penitencia, las indulgencias, el pecado original. El papa conminaba a todos los fieles cristianos a no poseer, leer, defender o imprimir libros de Martín Lutero en los que hubiera tales errores y exhortaba más bien a quemarlos públicamente. En cuanto al innovador de Eisleben, sobre el cual declaraba el pontífice que se había esforzado mucho (Quod vero ad ipsum Martinum attinet - bone Deus!- quid praetermisimus, quid non fecimus, quid paterne caritatis omisimus ut eum an huiusmodi erroribus revocaremus?), se anunciaba que habría sido excomulgado si dentro de los 60 días desde la promulgación de la bula en suelo alemán no realizaba acto de sumisión.
El documento pontificio presenta una larga arenga o preámbulo (una página y media del registro), estudiada específicamente para resaltar el enorme daño que la obra de Lutero infligía a la Iglesia (a partir de la línea 1: Leo etc. «Ad futuram rei memoriam. Exurge Domine et iudica causam tuam, memor esto improperiorum tuorum, eorum que ab insipientibus fiunt tota die, inclina aurem tuam ad preces nostras, quoniam surrexerunt vulpes quaerentes demolire vineam, cuius tu torcular calcasti solus [... ]). Aquí es evidente la remisión a los textos «clásicos» de las bulas de excomunión, desde Inocencio III en adelante, que sin embargo en el ánimo de Lutero tuvieron un efecto contrario al esperado. Él, rebatiendo la acusación, leyó en estas palabras, cargadas de referencias bíblicas que no se le podían escapar, el grito de la Iglesia a su Señor para que la liberara del anticristo, es decir, del papa de Roma.

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