lunes, 24 de diciembre de 2012

Cartas de Población y Fueros breves

Ya hemos aludido a estas formas de creación del Derecho. Su normativa regula parcelas muy específicas del ordenamiento jurídico general y condiciona, además, la orientación del ulterior desenvolvimiento jurídico. Las Cartas de Población de contenido eminentemente agrario, características de las zonas de repoblación dirigida, resultan compatibles con la vigencia de un Derecho general consuetudinario de base romano-canónica en el sentido que hemos señalado, sobre el que introducen novedades casuísticas en puntos muy concretos, relacionados con aspectos característicos de las relaciones señoriales, en tema, por ejemplo, de contraprestaciones por el uso de la tierra (censum, sernas) o de reconocimiento de la autoridad señorial (ossas, nuncio, mañería).

Las Cartas de Población y Fueros breves concedidos para fomentar la repoblación espontánea de tierras y la de núcleos urbanos de reciente conquista contienen, por regla general, privilegios que modifican el régimen jurídico general para favorecer a quienes vengan a establecerse allí.

Aunque los primeros textos de este tipo aparecen en el siglo IX, es a partir del XI cuando comienzan a redactarse de forma generalizada en las fronteras de los reinos cristianos. Junto a privilegios fiscales y procesales, suelen incluirse además preceptos relativos a materias de Derecho privado y penal y, lo que tendrá una trascendencia de mayor alcance, aparecen también recogidas en ellos declaraciones de principios que consagran la facultad de que los pobladores puedan crear su propio derecho (autonomía normativa y judicial), expresiones que, como quedó señalado en el tema anterior, constituyen el germen de la futura independencia jurídica de estas comunidades, que cristalizará en los fueros municipales extensos.

Fuente:
Manual de Historia del Derecho (Temas y antología de textos).
Enrique Gacto Fernández, Juan Antonio Alejandre García, José María García Marín.
Páginas 119-120.

Fuente: http://www.historia-del-derecho.es/2012/02/cartas-de-poblacion-y-fueros-breves.html

La Historicidad, rasgo esencial del Derecho


Se ha calificado al Derecho como fenómeno histórico, afirmación esta que de por sí sugiere reflexiones en orden a su propia naturaleza. Ya, en principio, podemos sostener que el Derecho no es tanto producto de una ciencia técnica como una "creación de la Historia". Y lo es precisamente porque, como ciencia social que es, tiene por destinatario último al hombre, ser histórico por excelencia. Pero inmediatamente hay que afirmar también que al catalogar al Derecho de este modo no quedan preteridos otros caracteres esenciales atribuibles al Derecho mismo, como puede ser su pretensión insobornable a la estabilidad.

El Derecho entre la estabilidad y la evolución

La frecuente confusión entre estabilidad del Derecho por un lado y la necesidad de cambios al compás de las realidades sociales por otro no es sino consecuencia de un deficiente manejo de conceptos que es preciso aclarar. El Derecho es algo estable en tanto que incide sobre situaciones constantes de los hombres (matrimonio, contratos, relaciones paterno-filiales, formas políticas, etc.), pero también es cambiante en cuanto que las actuaciones de los individuos están presididas por la idea de la libertad.

Si aquellas situaciones son permanentes por afectar a la propia naturaleza del hombre, el Derecho por principio, abstractamente considerado, ha de ser permanente. Pero la concreta regulación de esas situaciones y necesidades puede cambiar, y de hecho cambia, al encontrarnos con estadios cada vez más desarrollados de la vida del hombre en sociedad. En este caso, el Derecho, o mejor, algunas de sus instituciones jurídicas, cambian, se acompasan a la mutación del hecho social que les sirve de fundamento, flexionándose y adaptándose a las nuevas formas que las situaciones sociales adoptan, pero manteniéndose en el fondo idénticas las situaciones y hechos sociales que les dieron vida.

Como cualquier otra manifestación del espíritu humano, el Derecho se halla afectado por el signo de los cambios, cambios que proceden de la propia sociedad y que después revierten a ella en una continua interacción entre uno y otra. En este sentido, el Derecho es histórico y lo es en la medida en que incide en la vida misma del individuo afectada de un constante cambio. El Derecho es, pues, un fenómeno histórico, en el sentido de que en él se dan conjuntamente los factores de continuidad y evolución. Quiere esto decir que ni todo es nuevo en el Derecho que conocemos como actual ni todo es siempre igual. Es cierto que se dan instituciones que, como sucede en el Derecho público, son por naturaleza cambiantes, o mejor, tienen un ritmo de cambio más vivo (aunque sin renunciar a su carácter de estables, por aplicarse a fenómenos de larga duración), junto a otras -las propias del Derecho privado- cuyos cambios operan con mucha mayor mayor lentitud, hasta el punto de hacerse casi insensible su evolución a lo largo de los siglos.

El Derecho, a la par de ser cambiante, como es la vida misma que regula y a cuya zaga marcha, tiene una innata pretensión de estabilidad; por ello, cada vez que es perceptible una evolución del sistema u orden jurídico de una sociedad, se advierte que en la nueva modalidad que el Derecho adopta están presentes algunos de los elementos que la han precedido, de tal modo que nunca puede afirmarse que todo comienza de nuevo tras un corte radical que separa tajantemente un período del inmediatamente anterior.

Las razones de la evolución del Derecho

Si fácil resulta apreciar el cambio externo que se opera en el Derecho, más difícil es, sin embargo, responder a la pregunta de por qué el Derecho cambia, cuáles son las razones profundas que determinan un paso adelante en su evolución, una mutación en las directrices de las normas o sencillamente un cambio en el sentido de su regulación.

Toda evolución jurídica obedece a razones que la propician y dotan del impulso necesario. Fundamentalmente, tales razones residen en la propia sociedad, que al reestructurarse condiciona un paralelo reajuste en el Derecho. El cambio puede obedecer a la aparición de nuevas situaciones de hecho no contempladas por el Derecho con anterioridad. El cambio consiste, pues, a veces, en la introducción de normas nuevas.

Otras veces, más que la aparición de nuevos supuestos de hecho, puede tratarse de un cambio en la mentalidad social, es decir, en la valoración que la sociedad puede hacer de las distintas situaciones reguladas por el Derecho en un determinado sentido. Incluso, a veces, razones puramente técnicas pueden operar el cambio en el Derecho cuando tal alteración se produzca en aras de una mayor eficacia en el ordenamiento jurídico. Puede concluirse que las causas que alcanzan a originar un cambio en el Derecho son, pues, variadas y actúan no siempre con la misma intensidad, por lo que no es posible catalogar tales causas conforme a un esquema único aplicable a todas por igual.

Fuente:
Manual de Historia del Derecho (Temas y antología de textos).
Enrique Gacto Fernández, Juan Antonio Alejandre García, José María García Marín.
Páginas 8-10.

Fuente: http://www.historia-del-derecho.es/2012/01/historicidad-rasgo-esencial-del-derecho.html

EDICION DE DALMACIO DE VELEZ SARFIELD - Buenos Aires 1834


La edición española de la obra de Álvarez (1829) tuvo gran relevancia en la enseñanza jurídica en América del Sur y en Dalmacio Vélez Sársfield. Tiene la particularidad de haber sido reimpresa con livianas modificaciones respecto de las ediciones guatemaltecas. En el prólogo de la edición española –que no está firmado ni menciona el nombre del autor- se afirma la necesidad de contar con unos buenos Elementos de Derecho Español, pues el estudio de la legislación española se dificulta por la cantidad y volumen de los códigos y, atendiendo a que Álvarez imitó felizmente a Heineccio, se reimprime su obra pero suprimiendo las referencias a la legislación de Indias, de poco interés en España y, agregando pequeñas notas y un capítulo sobre mayorazgos, materia sobre la cual Álvarez nada dijo.
En 1821, en la Universidad de Buenos Aires, se creó la cátedra de Derecho Civil a cargo de Pedro Somellera quien, notablemente influenciado por el utilitarismo de Bentham, preparó sus “Principios de Derecho Civil”. Este texto se utilizó hasta 1833. La comisión encargada de proponer reformas en la enseñanza recomendó sustituirlo por el de Álvarez, conocido, en su edición española del 29, en el círculo de juristas porteños. Esta sustitución abrió paso a una nueva edición americana.
Vélez Sársfield, ocupado en labores docentes en la Academia de Jurisprudencia, se empeñó en la publicación de los libros que servirían de texto a partir de la reforma. Aparecieron, así, las Instituciones con la siguiente identificación: Instituciones de Derecho Real de España por el Dr. D. José María Álvarez, Catedrático de Instituciones de Justiniano en la Universidad de Goatemala. Adicionadas con varios apéndices, párrafos, etc. por Dalmacio Vélez. Buenos Aires, Imprenta del Estado. 1834.
Vélez utilizó la edición española de Repullés de 1829. Verificó todas las citas de autores y leyes; corrigió errores, citó leyes olvidadas y agregó otras juzgadas importantes en puntos donde había innovaciones. Para incluir algunas materias no tratadas en la obra de Álvarez agregó apéndices: “Sobre el estado actual de la esclavitud en esta república, y principalmente en Buenos Aires”; De las restitución in integrum de los menores”; “De los diversos derechos de los menores”; “De los mayorazgos”; “De las obligaciones dividuas e individuas”, “De los censos”; “De la sociedad conyugal”; “De las dotes y bienes parafernales” y “De los juicios, su orden y ritualidades”, demostrativos de su sólida formación jurídica.
Vélez calificó su obra diciendo “es el curso de derecho más completo que hasta el día se ha publicado y, sin duda alguna, el más científico de cuantos se han escrito sobre jurisprudencia española”, a la vez que explicó no haber hecho algunos agregados, según él, indispensables, por haberle faltado el tiempo necesario para ello.
La edición de Instituciones de Vélez tuvo perdurable influencia ya que, hasta 1865 (momento en que se conoce el Proyecto de Código Civil de Vélez Sarsfield), se la utilizó en la enseñanza del Derecho civil en la Universidad de Buenos Aires.

Claudia Torres Aldama

*Fuente utilizada: JOSÉ MARÍA ÁLVAREZ, Instituciones de derecho real de Castilla y de Indias, Edición facsimilar de la reimpresión mexicana de 1826. Estudio preliminar, “Significado y proyección hispanoamericana de la obra de José María Álvarez”, fuentes y bibliografía por Jorge Mario García Laguardia y María del Refugio González. Universidad Nacional Autónoma de México, 2 tomos, 1982.

Fuente: 
http://asuntosjuridicosminoridad.blogspot.com.ar/2010/09/edicion-de-dalmacio-de-velez-sarfield.html

Notas sobre la Monarquía Romana


La Monarquía Romana, es el término usado por convención para definir el Estado monárquico Romano desde su origen, Fundación de Roma hasta la caída de la realeza en el 509 a.c., más precisamente, va desde el momento legendaria de su fundación el 21 de abril del año 753 a. C. hasta el final de la monarquía en el año 509 a. c., cuando el último rey, Tarquino el Soberbio, fue expulsado y en su lugar se instauro la Republica Romana como forma de gobierno.

Etapa monárquica de Roma: Periodo de los reyes 

Se conoce poco acerca de la historia del periodo de la Monarquía Romana, ya que no hay registros escritos de esa época que sobrevivan, y las historias sobre éste periodo se escribieron durante la República Romana y Imperio Romano y se basan principalmente en leyendas de Virgilio (Eneida) y Tito Livio (Ab Urbe condita). Sin embargo , la historia de la monarquía romana se inició con la fundación de la ciudad de Roma (Leyenda de Romulo y Remo), Tradicionalmente se inicio en la fecha 753 a. C., Y terminó con el derrocamiento de los reyes etruscos y el establecimiento de la República Romana en el año 509 a.c. Los orígenes de la monarquía son imprecisos, aunque parece claro que fue la primera forma de gobierno en la ciudad, lo que parece confirmar la arqueología y la lingüística.

Durante este período, el Rey acumulada funciones ejecutivas , judiciales y religiosas , aunque sus poderes eran limitados en el ámbito legislativo , ya que el Senado O Consejo de Ancianos, tenía el derecho de veto y sancionar las leyes hechas por el rey. La ratificación de estas leyes era hecha por la Asamblea o de la Curia , integrado por todos los ciudadanos en edad militar. En la fase final de la realeza, a partir del fin del siglo VII a. C., Roma conocio un período de dominio Etrusco, que coincidió con el inicio de su expansión comercial.

Gobierno de los reyes romanos:

En los inicios Roma fue una monarquía gobernada por reyes . Los reyes, con exclusión del legendario Romulo que ocupo el cargos en virtud de ser el fundador de la ciudad, fueron elegidos por el pueblo de Roma para servir de por vida, sin que ninguno de los reyes usara la fuerza militar para conseguir el trono, en consecuencia los historiadores antiguos afirman que el rey era elegido por sus virtudes y no por su descendencia.

Los historiadores de la antigua Roma determinan difícilmente los poderes del rey. Algunos escritores modernos creen que el poder supremo de Roma residía en las manos del pueblo y que el rey era sólo el jefe del Ejecutivo para el Senado y el pueblo, mientras que otros creen que el rey poseía los poderes soberanos y que el Senado y la gente tenía sólo el control de menores en su poderes.

Una vez que el rey fallecía, Roma entraba en un periodo de interregno (interregnum). El Senado podía congregar y designar un interrex durante un corto periodo (normalmente, menos de un año) para poder mantener los auspicia sagrados mientras el trono estuviera vacante; en vez de nombrar un sólo interex, el Senado nombraba varios que se sucedían en el tiempo hasta que se nombraba a un nuevo monarca.

Reyes de Roma: Se asume que fueron siete los reyes romanos. Que se dividen en dos dinastias: la de los Latinos y la de los Etruscos.


REYES LATINOS (Dinastia Latina) 
ROMULO (753 - 716 a. C.)
NUMA POMPILIA (715 - 674 a. C.)
TULIO HOSTILIO (673 - 642 a. C.)
ANCO MARCIO (642 - 617 a. C.)

REYES ETRUSCOS (Dinastia Etrusca) 
TARQUINO EL ANTIGUO (616 - 579 a. C.)
SERVIO TULIO (578 - 535 a. C.)
TARQUINO EL SOBERBIO (535 - 509 a. C.)



El Nacimiento de la ciudad de Roma

Lo que finalmente se convirtiria en el Imperio Romano comenzó como asentamientos alrededor del Monte Palatino a lo largo del río Tíber en Centro de Italia. El río era navegable hasta ese lugar. La colina del Palatino y las colinas que lo rodean presentan posiciones fácilmente defendibles en la fértil llanura de ancho que los rodea. Todas estas características han contribuido al éxito de la ciudad.

El relato tradicional de la historia romana, que ha llegado hasta nosotros a través de Tito Livio, Plutarco, Dionisio de Halicarnaso y otros, es que en los primeros siglos de Roma, era gobernada por una sucesión de siete reyes. La cronología tradicional, codificada por Marco Terencio Varrón, quien Asigna 243 años de reinado monarquico con un promedio de casi 35 años por gobernantedesde, ya que, los galos, liderados por Breno, saquearon Roma tras su victoria en la batalla de Alia en el 390 a. C. (Polibio da la fecha del 387 a. C.), de forma que todos los registros históricos de la ciudad resultaron destruidos, incluyendo aquellos de las fases más antiguas, por lo que las fuentes posteriores han de tomarse con cautela. Las crónicas tradicionales también se ven inconsistentes al analizarse las evidencias arqueológicas de los inicios de Roma, que no obstante coinciden en señalar su poblamiento a mediados del siglo VIII a. C. En algún momento de la etapa monárquica de su historia, Roma cayó bajo el control de los reyes etruscos.


http://www.historialuniversal.com/2009/12/monarquia-roma-rey-palatino-tiber.html

martes, 30 de octubre de 2012

LOS ENIGMÁTICOS GUERREROS DE TERRACOTA


Los arqueólogos se sorprendieron al descubrir que las facciones de los rostros de los 8.099 soldados, como sus tocados, se correspondían con 10 de los 10.516 caracteres del alfabeto chino. Curiosamente, aunque los nombres de estos caracteres son citados en la documentación oficial del sitio de Xi’a, los expertos no han explicado jamás su significado. Quizás no se les ocurrió nunca descifrar qué mensaje quería transmitir cada rostro. O tal vez lo advirtieron, pero prefirieron no difundirlo.

Lo cierto es que, inmediatamente después del hallazgo, volvieron a enterrar todo de prisa y lo ocultaron. A nadie se le permitió acercarse al sitio, por lo menos durante dos años, hasta el momento en que se reanudaron las excavaciones. Las autoridades jamás explicaron los motivos de este proceder tan extraño. Hasta el día de hoy, la guía oficial del sitio no hace ninguna referencia al significado de los diez caracteres.
Hay cinco códigos diferentes, ocultos en los guerreros. Las facciones de sus rostros son solamente uno. Por ejemplo: los tocados explican cómo las radiaciones provenientes de nuestro Sol, que tiene un período de rotación de 28 días, llegan a la superficie de la Tierra, y cómo el viento solar incide sobre las variaciones del campo magnético terrestre que, a su vez, estimulan las hormonas femeninas. Dicho de una forma más simple, describen cómo las radiaciones solares estimulan la fertilidad en nuestro planeta.
Estamos ante una creencia compartida por todas las antiguas civilizaciones que adoraban al Sol en Egipto, México y Perú. En la posición de las manos y vestimentas de estas tropas de terracota, observamos números simbólicos que también hallamos en distintas tradiciones, entre ellas en la cultura bíblica, como el 666 o el 144.000, que aparecen en el Apocalipsis de San Juan. Dos carros de bronce tirados por caballos cuentan la historia del viaje final hacia el Cielo del primer emperador, de cómo se transformó en un dragón, en una serpiente emplumada (como el Quetzalcóatl azteca) y en un ciervo, para gozar de la inmortalidad convertido en estrella, como los faraones egipcios.
Cada soldado se halla sobre un pedestal cuadrado, símbolo universal del mundo material que alude a los cuatro puntos cardinales.Curiosamente, la mayor parte de estos misteriosos guerreros no porta armas. Pero el mayor enigma está en la inusual formación de las tropas en las galerías. En primera línea hay soldados desprovistos de armadura y, detrás de éstos, batallones de arqueros con armadura arrodillados, como si se estuviesen protegiendo detrás de los primeros. En buena lógica, los arqueros con armadura deberían estar en primera línea. No tiene sentido que se protejan detrás de guerreros sin armadura.
Estos signos decodificados de los tesoros de Shi Huangdi nos sugieren que éste había comprendido el auténtico sentido de la vida en la Tierra. Había entendido, como los otros superdioses de las más variadas civilizaciones y épocas, que la finalidad de la existencia terrena es purificar el alma para acceder al más allá. Y los superdioses creían que la purificación se conseguía a través del sacrificio.Cada día el individuo debía enfrentarse a una batalla interior, en una lucha sin fin, para reconciliar todos los datos de la experiencia vital. Éste sería el verdadero significado de esos guerreros de terracota dispuestos para librar un combate. Podemos ver una alegoría similar en un libro sagrado hindú. En el Bhagavad Gita (”el canto del Señor”), una parte del poema épico Mahabharata, se nos ofrece un camino de salvación espiritual, a través de un diálogo entre el soldado Arjuna y Krishna que aparece en el campo de batalla para ayudar a Arjuna en el momento decisivo.
Esta antigua historia comienza con el rey Dhrtarashtra, que se encuentra en su palacio, a muchos kilómetros del campo de batalla de Kurukshetra, donde el ejército de sus hijos va a enfrentarse con sus sobrinos, los Pandava. El rey está ansioso por conocer la suerte de la batalla, porque Kurukshetra está en un lugar sagrado que podría favorecer a los piadosos Pandava.

Fuente: Revista Atenea 33

Los manuscritos del mar Muerto


Abril de 1947. En Qumrán, arisca zona cerca de las riberas del mar Muerto, un pastor beduino recogía su rebaño cuando descubrió una grieta entre las rocas: una cueva. Cuando, ya a la mañana siguiente, el pastor y sus primos decidieron adentrarse en penumbra no podían saber que estaban a punto de protagonizar uno de los grandes descubrimientos arqueológicos del siglo XX.

En aquella cueva había varios manuscritos que parecían muy antiguos. Durante los años siguientes se llevaron a cabo diferentes excavaciones. El fruto de tales trabajos son centenares de pergaminos escritos principalmente en hebreo y arameo, aunque también en griego, entre el III a.C y el año 68. ¿Quiénes habían sido los autores?¿A qué se debe la enorme expectativa creada en derredor suyo?

A principios del primer siglo de nuestra era, digamos en el año 0, las tres grandes sectas, o si se prefiere los tres grandes grupos, o comunidades, entre los judíos eran: los saduceos, los fariseos y los esenios. Un cuarto grupo, el de los celotas, solamente cristalizará consistentemente hasta algunos años después de la muerte de Jesús.

Nuestra atención recae en el tercer grupo. Los esenios formaban una pequeña comunidad de judíos piadosos, un grupo cerrado y fanático, que consideraban impuro el culto del Templo y se creían aliento del verdadero Israel y depositarios últimos de la Alianza en un medio social que veían cada vez más paganizado.

Pues bien, una fracción de esenios consideró oportuno separarse de la matriz palestina y, dirigidos por el Maestro Justo, emigrar al desierto, a Qumrán, en espera piadosa de la próxima llegada de Dios.
Este subgrupo de esenios, como se ve, ya se inscribe, bastante prematuramente, en ese espíritu apocalíptico que recorría la Palestina de hace 2000 de la mano de mesías itinerantes, tal como podría haberlo sido el propio Jesús.

Los manuscritos del mar Muerto se clasifican en bíblicos, apócrifos y sectarios. Su descubrimiento enseguida suscitó un interés mayúsculo. Unos textos de una secta judía de hace más de dos mil años, algunas de cuyas prácticas parecían guardar cierto paralelismos con los primeros grupúsculos cristianos, ¿no revelarían los secretos ocultos del mismo Jesús y, por extensión, del cristianismo?

En este punto, las consecuencias del descubrimiento de los pergaminos de Qumrán se bifurcan en los dos niveles de textos hallados. Respecto al canon bíblico, los manuscritos se muestran muy similares a la versión actual del Antiguo Testamento, basada en la traducción griega de los Setenta.

Por otra parte, en los textos sectarios se encuentran prácticas y expresiones que recuerdan a las de un cristianismo primitivo e incluso algunos investigadores ven una influencia esenia en el evangelio de Juan. Así las cosas, ¿fue Jesús un esenio?
(Manuscritos del mar muerto. Canal Historia. Eisenman y su erroneas teorias)
http://www.tu.tv/videos/manuscritos-del-mar-muerto-canal-histor_1
“Los manuscritos del Mar Muerto”(Jesucristo el esenio sacerdote Impío:B.Thiering

lunes, 29 de octubre de 2012

Descubridor de Chile por Jorge Schaerer Contreras


La magia de las palabras deriva de que se explican a sí mismas con una claridad tal que no dejan lugar a duda alguna sobre su sentido. Esa exactitud es la razón por la cual las empleamos para comunicar, aunque hay algunos que las usan para ocultar sus pensamientos.
En latín vulgar el prefijo "dis" adquirió el sentido de inversión de una acción ya hecha. Así, incorporado al verbo "cooperire", cubrir, dieron origen a "discooperire", descubrir, para expresar la acción de destapar algo que se había tapado, y que por ello permanecía ignorado.
En los archivos de Sevilla existen antecedentes que permiten saber que el navegante Juan Fernández fue el primer europeo que visitó las costas de Nueva Zelanda y Australia, y que lo hizo desde Chile. Por razones políticas se ocultó tal hecho, y por ello no aparece como descubridor de esas tierras.
Magallanes, por el contrario, al igual que Colón, a su regreso a Portugal hizo pública sus anotaciones en el libro de bitácora de su nave, y sobre la base de ellas informó por escrito todos los detalles de su travesía, incluyendo los territorios que había descubierto.
Si en la Colonia se atribuyó a Almagro el "descubrimiento" de Chile, ello se debió a la conveniencia de legitimar oficialmente el hecho, para impedir cualquier mala interpretación del Tratado de Tordesillas. No hay que olvidar que Magalhaens, llamado por nosotros Magallanes, era nativo del país que competía con España en la conquista del mundo.
Descubrir hoy lo que se había cubierto con respecto a nuestra historia, tiene por propósito destacar la relación de nuestro país con el mar, y así despertar una vocación marítima que produzca el urgente cambio que debemos operar en nuestra cultura. Debido a la acción de los piratas que asolaron nuestras costas, a partir de los siglos XVI y XVII, Chile volvió la espalda al mar. Que eso suceda en un país con miles de kilómetros de litoral marítimo constituye una grave deformación cultural que tiene dañinas consecuencias para nuestra sociedad, nuestra política, y nuestra economía. Por ello se debe corregir.
Jorge Schaerer Contreras


fuente de la nota: http://blogs.elmercurio.com/columnasycartas/2012/10/28/descubridor-de-chile.asp

Notas sobre el idioma acadio


El acadio (lišānum akkadītum, ak.kADû) es una lengua semítica actualmente extinta, hablada en la antigua Mesopotamia principalmente por asirios y babilonios durante el II milenio a. C. En su tiempo llega a ser lengua franca de toda la región. Se escribe usando un sistema de escritura cuneiforme derivado del sumerio. El nombre deriva de la ciudad de Acad. El babilonio es una forma tardía de acadio.
El acadio llega a Mesopotamia desde el norte con los pueblos semíticos. Los primeros nombres propios acadios recogidos en textos sumerios se remontan al 2800 a. C., lo que indica que, al menos en esa época, gente de habla acadia se había instalado en Mesopotamia. Las primeras tablillas escritas enteramente en acadio usando el sistema cuneiforme datan de 2400 a. C. pero no hay un uso importante del acadio en la escritura antes del 2300 a. C. Es entonces, al formarse el Imperio acadio con Sargón I,2 que crece la importancia de la lengua y su uso en documentos escritos hasta llegar a convertirse en la lengua dominante en Mesopotamia por espacio de 1000 años. Con esto el acadio relega el uso del sumerio a textos legales o religiosos.
Los faraones egipcios y los reyes hititas usan el acadio para comunicarse entre sí. Los funcionarios de Egipto escriben en acadio en sus relaciones con sus vasallos en Siria y la mayoría de las cartas halladas en el-Amarna están escritas en acadio.


Escritura
El acadio antiguo está presente en tabletas de barro desde aproximadamente el 2600 a. C. Se escribe con la escritura cuneiforme tomada de los sumerios. Sin embargo, a diferencia del sumerio, con el acadio la escritura evoluciona hasta un sistema silábico completo. Los logogramas pasan a ocupar un papel secundario y se siguen empleando sobre todo para palabras muy comunes como "Dios", "templo" y otras semejantes. Es así como el símbolo AN se usa tanto para el logograma de "Dios" como para el Dios An y para el símbolo silábico -an-. El símbolo también se usa como determinativo para los nombres de dioses.

Otra particularidad del sistema de escritura cuneiforme acadio: muchos símbolos silábicos carecen de un valor fonético claro. Algunos como AḪ no diferencian la vocal. Tampoco hay una referencia clara en el otro sentido, de un sonido dado a un símbolo específico. Así, la sílaba -ša- puede representarse tanto con el símbolo ŠA como con el símbolo NÍĜ. Esto ocurre incluso en el mismo texto de manera intermitente.




Desarrollo del idioma
El acadio antiguo se usa hasta el final del III milenio a. C. cuando es reemplazado por el babilonio y el asirio. Ya en el siglo XXI a. C. estos dos dialectos principales se han hecho claramente diferenciables. El babilonio antiguo, como el idioma mariota, muy próximo a él, es mucho más innovador que el asirio antiguo, que es más arcaizante, y que el eblaíta, del que está más alejado desde el punto de vista lingüístico y geográfico. Por ejemplo, en el babilonio antiguo se encuentra por primera vez la forma lu-prus (yo quiero escoger) en vez de la más antigua la-prus. Aun así, el asirio también introduce innovaciones como la llamada armonía vocal asiria, una armonía vocálica diferente al sistema del turco o del finés. El eblaíta es muy arcaizante. Este conoce un dual productivo así como pronombres relativos diferenciados por caso, número y género. Ambos elementos ya habían desaparecido en el acadio antiguo.

Escritura acadia.
El babilonio antiguo es el idioma del rey Hamurabi, quien crea el Código de Hamurabi, uno de los textos legales más antiguos. A partir del siglo XV a. C. se habla del babilonio medio. La división se produce con la irrupción de los casitas, que conquistan Babilonia hacia el 1550 a. C. y gobiernan allí por unos 300 años. Estos toman el idioma acadio para su uso sin influir mucho con su idioma de origen. Durante su edad de oro, el babilonio medio es considerado como el idioma escrito de la diplomacia en todo el antiguo Oriente, incluso en Egipto. En este tiempo se producen también numerosos préstamos de los idiomas semitas del Noroeste y del hurrita, aunque estos se usaban ante todo en las regiones limítrofes de la región de habla acadia.
Tras el fin del reino mesopotámico con la conquista de la región por los persas, el acadio, que solo existía en forma del babilonio tardío, se ve reemplazado como idioma del pueblo, aunque sigue siendo usado como idioma escrito. Aun después de la invasión de los griegos con Alejandro Magno en el siglo IV a. C. el acadio se mantiene como lengua oficial de la región. Hay muchos indicios de que el acadio ya no es idioma hablado en ese momento o que a lo sumo es empleado por pocas personas. Los textos más recientes en acadio se remontan al siglo III.
La asiriología divide la lengua acadia en varias formas según su origen y época en que se emplearon:
Paleo-acadio: se habla y escribe hasta la caída de la III dinastía de Ur en Mesopotamia, las regiones al este del Tigris, entre Susa y Gasur y en el Éufrates medio (Mari). 2500 – 1950 a. C.
Paleo-asirio: dialecto del acadio procedente de la misma rama que el Paleoacadio, hablado en la vertiente más septentrional del Tigris, hacia los montes Zagros. 1950 – 1750 a. C.
Paleo-babilonio: dialecto más tardío que el Paleoasirio cuyos hablantes descendieron por la zona del Éufrates hasta Babilonia sustituyendo al Paleoacadio en la zona y convirtiéndose en la lengua literaria de la tradición mesopotámica prácticamente sin modificaciones hasta la desaparición de la escritura cuneiforme, tanto en Babilonia como en Asiria. En este dialecto está escrito el Código de Hammurabi. 1950 - 1530 a. C.
Medio-asirio: desde 1500 hasta 1000 a. C.
Medio-babilonio: desde 1530 hasta 1000 a. C.
Neo-asirio y Neobabilonio: desde 1000 hasta 600 a. C. aproximadamente.
Babilonio tardío: desde 600 a. C. hasta su desaparición como lengua viva.

Clasificación

Una de las cartas de Amarna con escritura cuneiforme grabada en una tablilla de arcilla.
El acadio, junto con el resto de las lenguas semíticas, pertenece a las lenguas afroasiáticas, familia que está ubicada en el Norte de África y Oriente Próximo.
El acadio, entre todas las demás lenguas semíticas, utiliza la preposición ina como locativo y ana como dativo-elativo. Muchas lenguas vecinas del noroeste, como el árabe y el arameo tienen en cambio bi/bə para locativo y li/lə para dativo. El origen de las preposiciones de lugar de la lengua acadia está sin aclarar.
A diferencia de la mayoría de los idiomas semitas, el acadio tiene solo la fricativa ḫ [x] y ha perdido tanto las consonantes glotales como las faríngeas fricativas, típicas en el resto de lenguas semitas. Las sibilantes del acadio eran por lo menos hasta la época antigua de Babilonia (ca. XIX a. C.) exclusivamente africadas.
El acadio se diferencia de los idiomas semíticos del noroeste y del sur por la posición típica de las palabras, que es Sujeto Objeto Verbo (SOV), mientras que en las otras ramas prevalece la forma Verbo Sujeto Objeto o Sujeto Verbo Objeto. Este orden se debe a la influencia del sumerio, que también tenía un orden SOV.

Fonología

En base a lo que se puede deducir de la ortografía cuneiforme, varios fonemas protosemitas se perdieron en acadio.
Consonantes
La oclusiva glotal protosemita *ʔ (ʔalef), así como las fricativas *ʕ (ʕayin), *h, *ḥ y *ġ se perdieron como consonantes, ya sea por cambio de sonido o por ortografía, y dieron lugar a la calidad vocal e no presente en el protosemita. La interdental y las fricativas laterales sordas (*ś, *ṣ́) se fundieron con las sibilantes como en los idiomas cananíes, con lo que quedaron 19 fonemas consonánticos:
b p d t ṭ š z s ṣ l g k q ḫ m n r w y




El texto hebreo más antiguo hallado hasta la fecha

Un equipo de arqueólogos de la Universidad Hebrea ha descubierto el texto hebreo más antiguo conocido, escrito en alfabeto protocananeo, en una ciudad antigua en el área donde David derrotó a Goliat, la ciudad judía más antigua encontrada hasta la fecha. Se piensa que el hallazgo de 3.000 años de antigüedad es el descubrimiento arqueológico más significativo en Israel desde el hallazgo de los Manuscritos del Mar Muerto, antecediéndolos en cerca de 1.000 años.

El ostracon (fragmento de cerámica con texto inscrito en tinta) tiene cinco líneas de texto divididas por líneas negras y mide 15 x 15 centímetros. Fue encontrado en el suelo, dentro de una edificación del siglo 10 a.C. cercana a la entrada de la ciudad del lugar, conocida como la Fortaleza de Elah, en Khirbet Qeiyafa.

Yosef Garfinkel, del Instituto de Arqueología en la Universidad Hebrea de Jerusalén, y Saar Ganur dirigen las excavaciones.


La datación mediante carbono 14 del material orgánico encontrado con el ostracon, realizada por la Universidad de Oxford, junto al análisis de la cerámica, sitúa a esta inscripción en tiempos del Rey David, hace alrededor de 3.000 años, antecediendo a los Manuscritos del Mar Muerto en aproximadamente un milenio.

A pesar de que todavía no se ha descifrado la inscripción, la interpretación inicial indica que el texto fue parte de una carta y que contiene las raíces de las palabras "juez", "esclavo" y "rey". Esto puede indicar que es un texto legal que podría proporcionar conocimientos sobre las creencias, la sociedad y la ley hebreas de aquella época. Los arqueólogos dicen que fue escrito claramente como un mensaje intencionado por un escriba debidamente entrenado.

Datando del siglo 10 a.C., la Fortaleza de Elah es la ciudad fortificada conocida más antigua del período bíblico en Israel. Las excavaciones comenzaron en el sitio en Junio de 2008.

Hasta la fecha, sólo ha sido excavado el 4 por ciento del yacimiento arqueológico, vislumbrándose para el futuro muchos más descubrimientos asombrosos en el 96 por ciento restante.

Informe sobre Los Persas


En menos de 70 años, desde el año 560 AC, los reyes aqueménidas de Persia unificaron todas las naciones dispersas del antiguo Oriente en un solo ente político. Esta zona de más de 4.000 km de amplitud (áreas sombreadas) abarca los altos montes de Elburz y Zagros, el fértil valle situado entre los ríos Tigris y Eufrates y las colinas ricas en metales de Asia Menor.
La hegemonía aqueménida llegó a su cumbre después del año 55 AC, bajo Darío I. El núcleo del Imperio fue formado por los primeros aqueménidas, los cuales, desde una base situada en la región denominada Persia, se extendieron hacia antiguos reinos tales como Media y Asiria. Ciro el Grande creó su verdadera estructura imperial, y extendió su control hacia todas las tierras entre Bactriana y Frigia. Su sucesor, Cambises II, absorbió Egipto, y después Darío empujó el dominio persa hacia sus límites. Al culminar su reinado se completo la Carretera Real, de 2.560 km de longitud, la cual comunicaba el centro imperial de Susa con Sardes, en Lidia, así como el canal que unía el Mediterráneo con el Mar Rojo. Herodoto, cronista griego, menciona 28 regiones que figuran en la historia de Persia; 20 de ellas fueron satrapías o estados sometidos. Se han identificado también 23 ciudades y sitios arqueológicos dentro del dominio aqueménida.


RESEÑA HISTÓRICA
A partir del año 559 antes de nuestra era, los persas necesitaron solamente unos treinta años para salir de la oscuridad y crear el primer imperio del mundo. Durante ese tiempo -menos de una generación- los restantes pueblos, de Grecia a Etiopía, de Libia a la India, llegaron a considerar al monarca del trono de Persia como único rey. Así, los persas fueron los primeros en realizar un antiguo sueño: esteblecerse en gran escala a través de todo el Próximo Oriente como una poderosa comunidad administrada bajo la misma lengua -en este caso, el arameo- y bajo una sola ley. El imperio resultante, más de tres millones de kilómetros cuadrados, estaba poblado por unos 10 millones de habitantes.


Los primeros que lograron esta asombrosa centralización del poder fueron los aqueménidas -importante familia persa-. Explotando sus excepcionales dotes de gobierno y dirección, dirigieron su recién unificado mundo hacia una era de mayor comercio y a un más alto nivel de vida, nunca experimentado antes por la humanidad. Durante unos 200 años, bajo la protección de los aqueménidas, tanto las mercancías, como la gente y las ideas, atravesaban las viejas fronteras con relativa facilidad y en este proceso fueron convirtiendo las grandes ciudades del Imperio, como Babilonia, en verdaderos centros cosmopolitas.

La conquista fue la vanguardia de la expansión persa, aunque a pesar de su destreza militar, los aqueménidas no hubiesen podido mantener su vasto y heterogéneo dominio sólo por la fuerza. Gran parte de la fuerza que sostenía su espada procedía de un sistema de comunicaciones sometido a continua expansión y mejora, una adecuada estructura de gobierno y, por encima de todo, una sorprendente tolerancia hacia las leyes y tradiciones de los pueblos conquistados. Esta indulgencia representó un importantísimo factor, tanto social como fisiológicamente, para asegurar la lealtad y obediencia de los conquistados. También en religión los persas fueron tolerantes. En los primeros tiempos de su historia imperial desarrollaron una fe nacional basada en un panteón encabezado por el dios Ahuramazda, quien, según ellos, era el creador del cielo, de la tierra y del hombre. Sin embardo, los persas no intentaron imponer sus creencias en otras partes: al contrario, mantenían las creencias religiosas de los pueblos conquistados, con la teoría genial de que de ese modo estos pueblos les devolverían el favor con cierto grado de apoyo.

La sagacidad política de los persas no tiene nada en común con su perfeccionamiento cultural. Sus ideales educativos fueron limitados: "Montar a caballo, tirar al arco y decir la verdad". La originalidad en las artes y las ciencias fue abandonada en gran parte a los demás; ellos quedaban complacidos con apropiarse de los mejores adornos de sus esclavos y reformarlos a su gusto.

El orgullo constituyó un elemento esencial del carácter de la antigua Persia: orgullo en su rey, en su tierra, en la simplicidad esencial con la que consideraban sus propias vidas. Tradicionalmente, jamás un persa rezó para su propio bien; sólo por su rey y su pueblo. Tanto el orgullo como las plegarias sirvieron mientras Persia contó con dirigentes fuertes. Sin embargo, mucho antes de su colapso final, hacia el año 330 antes de nuestra era, el Imperio había empezado ya a mostrar algunos de los problemas que afectan a las superpotencias más modernas, entre los cuales pueden citarse las violentas luchas internas, la corrupción y una incontenida inflación.

Los aqueménidas dejaron relativamente pocos datos escritos sobre sí mismos: algunas inscripciones en monumentos, así como ciertas tablillas escritas en elamita, arcaico lenguaje de la parte sudoccidental del Irán. Sin embargo, la información más importante se encuentra en las historias de los griegos, como es el caso de lo desarrollado por Herodoto sobre las Guerras Persas, o los capítulos de Tucídides, Jenofonte y Ctesias, autores que escribieron con cierta extensión sobre los persas.

De hecho, la relación existente entre Grecia y sus colonias del Norte de África y Asia Menor con la historia de Persia es realmente muy íntima, ya que durante el período de ascendencia persa la marea de la civilización griega subía con mucha rapidez. Los comerciantes griegos eran los más directos rivales de los persas -hecho que condujo a las guerras entre Persia y los estados griegos, de las que resultó finalmente la derrota del Imperio.

Los entendidos de todos esos registros históricos, deducen con cierta seguridad que los persas formaban parte de una tribu familiar conocida como iranios, los cuales eran miembros de un grupo todavía mayor designado con el nombre de arios, un variado conjunto de tribus nómadas cuya tierra original radicaba probablemente en las llanuras eurasiáticas de la parte sur de Rusia. Aproximadamente entre el año 2000 y el 1800 antes de nuestra era, los arios iniciaron su migración desplazándose algunos hacia el subcontinente indio, mientras otros orientaban sus pasos hacia el oeste a través del Irán y penetraban hasta la parte norte de Mesopotamia y Siria. Alrededor del año 1400 AC, un tercer grupo de arios -que incluiría a los persas-  se trasladó hacia el interior del Irán procedente del noroeste y desplazándose gradualmente hacia el oeste.

La meseta irania sobre la que se asentaron, y que Ciro ensalzó más tarde por las rigurosas condiciones de vida que imponía a sus habitantes, se halla dominada por un anillo de duras montañas, algunas de las cuales se alzan hasta más de 3.600 m, que rodean una depresión central de desiertos salinos -una de las regiones más secas y hostiles del globo-´. Solamente en los valles formados por los pliegues de las montañas o en las llanuras adyacentes de la meseta podían asentarse grupos importantes de gente. La tierra, extremadamente cálida en verano, y a veces brutalmente fría en invierno, apenas era adecuada para la ganadería.

Las tribus iranias, en su caminar hacia el oeste se abrieron paso a través de la meseta, ladeando los montes Elburz que forman su borde norte, y a continuación se desviaron hacia el sureste a lo largo de los montes Zagros, que separan la meseta de las fértiles llanuras abundantemente pobladas de Mesopotamia. En su avance, los iranios desplazaron o conquistaron a otras tribus indígenas, como los Guti y Lullubi, que habitaban los Zagros hacía siglos. Los recién llegados pugnaron entre sí por conseguir los mejores territorios, y, permanecieron en ellos por un tiempo para acabar desplazándose y regresar de nuevo. Las principales tribus que componían estas masas de emigrantes incluían no sólo a los persas, sino también a los medos, quienes se convirtieron en sus vecinos en la meseta irania, a la vez que constituyeron una parte vital de su historia, primero como gobernadores de los persas y más tarde como sus principales vasallos.

Al noreste de los Zagros, en las tierras que rodean el lago Van (Turquía) y el Urmia (Irán), se hallaba Urartu, un estado relativamente joven aunque vigoroso. Al sur de Urartu, y sobre los bordes occidentales de los montes Zagros, en lo que actualmente constituye el Irak, residía el imperio de los asirios. Más al sur todavía estaba Babilonia, cuya capital se había erigido en centro comercial de aquel mundo. Más abajo de Babilonia, al a cabeza del Golfo Pérsico se hallaba Elam, con su centro en Susa -una civilización de más de 2.000 años de antigüedad, antes brillante, pero entonces decadente-.

Hacia la segunda mitad del siglo VIII antes de nuestra era, los asirios, en aquel momento la fuerza dominante del Próximo Oriente, habían aniquilado la fuerte resistencia de Urartu, sometido a Babilonia, vencido a los pequeños reinos de Canaán y conquistado Egipto. Aproximadamente hacia el año 640 AC, el rey asirio Assurbanipal acabó violentamente con los restos del independiente Elam afirmando con cierta bravura que había "transformado la tierra en un lugar estéril", y volvió a Asiria no sólo con los cautivos y el ganado conquistados, sino también con los huesos de los reyes muertos del reino de Elam.

Las antiguas tierras elamitas colonizadas por los persas quedaban aparentemente demasiado remotas y eran demasiado pobres -como los mismo persas- para atraer las furias de los asirios, aunque de todos modos las luchas entre asirios y medos se hicieron cada vez más frecuentes hasta llegar a aparecer en los anales asirios, cada vez con mayor frecuencia, referencias a los "distantes medos" y "los poderosos medos del este", que acabaron siendo considerados en general como oponentes dignos de respeto. Los asirios quedaron impresionados al hallar medos no sólo en los montes Zagros sino en todos los puntos de la meseta hasta los que habían llegado en su caminar hacia el este. Los medos luchaban a caballo, y  de ellos aprendieron los asirios a servirse de la caballería.

Por su parte, los medos aprendieron de los asirios los fundamentos de la organización política. Para defenderse a sí mismas, las tribus medas se unieron bajo el dominio de un único rey y formaron un solo estado, aproximadamente por el año 670 antes de nuestra era. Mientras tanto, el poder de los asirios desminuyó durante los últimos años del siglo VII antes de nuestra era, debido, en parte, al continuo estado de guerra, que acabó con sus reservas humanas. Libres de esta presión, los medas iniciaron la consstrucción de su propio imperio, imponiendo su mandato sobre los persas, entre otros pueblos.

Ecbatana, la actual Hamadán, era la capital, construida sobre la ruta principal que iba desde la Media Luna Fértil de las llanuras mesopotámicas hasta Asia central, a través de la meseta irania. Según Herodoto, el rey de los medos habitaba en un palacio separado de sus vasallos por siete paredes concéntricas. Solamente los miembros de la familia real podían verle.

A medida que retrocedió la amenaza asiria, no fueron los medos los únicos que adquirieron mayor fuerza; una renaciente Babilonia se alió con ellos contra los asirios. En esta tarea los medos aparentemente llevaron el peso mayor de la lucha. Los ejércitos medo y babilonio atacaron Nínive, que después de tres batallas quedó "convertida en un montón de ruinas". El rey asirio y sus tropas escaparon pero fueron aniquilados el año 609 AC.

A fin de lograr la unión entre los aliados victoriosos, una princesa meda se desposó con el rey babilónico Nabucodonosor. Este construyó para su esposa los famosos jardines colgantes, tal vez para mitigar la nostalgia de ella por las colinas medas. Mientras tanto ambos pueblos se repartían las conquistas. Nabucodonosor se quedó con la zona sur del imperio asirio, mientras que Ciaxares condujo a su pueblo hacia al oeste, a través de Urartu, para reclamar su parte del botín en la meseta de Anatolia.

Allí los medos se enfrentaron a un enemigo mucho más poderoso que los asirios: los lidios, que habitaban en la zona occidental de Anatolia, a lo largo de la costa del Mar Egeo de la Turquía moderna. Resistiendo la invasión de Ciaxares, los lidios consiguieron detener a los conquistadores de Asiria en seis difíciles campañas hasta el momento en que, al parecer, los dioses intervinieron; ello acaecó durante una batalla que los astrónomos han podido fechar exactamente como el día 28 de mayo del año 585 AC, en el que "el día se convirtió bruscamente en noche". Herodoto, que registró el fenómeno -de hecho, un eclipse solar-, observó que este acontecimiento puso tan nerviosos a ambos contendientes que rápidamente hicieron la paz.

Durante las tres décadas siguientes la zona experimentó un raro período de estabilidad, manteniéndose un equilibrio básico de poder entre los medos, Babilonia y Lidia. En retrospectiva, este pacífico intermedio puede considerarse como necesario antes del acto principal: el ascenso al poder de los persas. Dicha fuerza, en su desarrollo, acabaría por engullir a medos, lidios y babilonios y de rechazo incluso a los poderosos egipcios.

Alrededor del año 575 AC la esposa de un rey persa denominado Cambises, vasallo de los medos, dio a luz un hijo que recibió el nombre de Kurush, o Ciro según la designación griega, el cual había de convertirse en Ciro II, aunque el mundo le conoce más como Ciro el Grande, arquitecto y fundador del Imperio persa.

Según datos fidedignos de Herodoto, Ciro II llevaba sangre meda; el historiador afirma que su abuelo era el rey medo Astiages, quien había desposado a su hija Mandane  con su vasallo persa Cambises, en lugar de on uno de sus propios y estimados medos. La razón que le impulsó a realizar esta boda de rango inferior para su hija se halla en un sueño del propio Astiages, según el cual Mandane había expresado una profunda aversión hacia él y su reinado.

Conforme al relato de Herodoto, los dioses continuaron alarmando a Astiages con sueños semejantes, y por ello, cuando Mandane dio a luz a Ciro, el real abuelo decidió que el recién nacido fuera asesinado. A este fin, ordenó a Harpagus, uno de sus oficiales, que llevase a cabo la sentencia. Sin ambargo, Harpagus no tuvo ánimos de cumplir esta orden y, en su lugar, lo escondió con unos pastores de la montaña, quienes aceptaron educar a Ciro hasta hacerle un hombre. Cuando Astiages descubrió esta desobediencia, hizo decapitar al propio hijo de Harpagus y sirvió la cabeza, durante un banquete, al padre insubordinado. Años más tarde, después de haber esperado pacientemente su venganza, Harpagus convenció a Ciro a encabezar la rebelión de los persas y a levantar al ejército de los medos contra su rey.

Ciro II asumió el trono de Anshan en el año 559 AC y a continuación se convirtió en el rey de todos los persas, subyugando a la otra rama de los aqueménidas. Al mismo tiempo empezó pronto a dar señales de independencia de su soberano medo Astiages. El proceso, en su totalidad, no llevó más de diez años.

Los persas adquirieron muchas cosas valiosas de los medos: sus dominios, su ejército bien organizado, así como gran parte de su concepto de reinado, que daba énfasis a los rituales y protocolos reales. También heredaron la vieja rivalidad de los medos con Lidia.

En el año 540 AC, en su 19º año como rey de los Persas, Ciro lanzó su campaña contra Babilonia. Luego de su triunfo los persas adquirieron así mucho más que el principal centro comercial del mundo y las tierras agrícolas inmensamente productivas de la Mesopotamia. Entre estos dominios se encontraba Fenicia, cuya flota había de resultar la mejor conquista, ya que, con las naves y marinos de Fenicia a su disposición los persas se convirtieron en una gran potencia marítima.

Esta consolidación del Imperio persa despertó en Ciro nuevas ambiciones y empezó los preparativos para nuevas conquistas. Al cabo de un año liberó a los israelitas cautivos en Babilonia, que habían sido llevados allí el año 589 AC, les devolvió sus tesoros de oro y plata expoliados de su templo de Jerusalén y devolvió 40.000 de ellos a su hogar. Aunque este gesto magnánimo concordaba perfectamente con su política de justicia y libertad religiosa para sus vasallos, le aseguró también la gratitud y lealtad del pueblo cananeo, y Canaán controlaba la ruta terrestre que conducía a la última gran nación que todavía quedaba fuera del Imperio persa: el viejo y opulento Egipto.

Sin embargo, Ciro nunca llegó a Egipto, yq que con la conquista de Babilonia, el área, población y poder del Imperio persa habían alcanzado unas proporciones tan gigantescas que el monarca debió dedicarse durante algún tiempo a estructurar su propio aparato de gobierno a fin de organizar los inmensos territorios bajo su dominio. Cuando finalmente podía haber tenido algún tiempo para planear la campaña egipcia, llegaron noticias sobre problemas en el este. Allí los nómadas dirigidos por la reina Tomiris estaban poniendo en peligro sus provincias fronterizas, por lo que Ciro ordenó tomar medidas y personalmente dirigió la expedición.

Según costumbre, persiguió al enemigo en su propio territorio, en donde el año 530 AC las feroces tribus se unieron y dieron una batalla, que, según Herodoto, resultó "la más violenta de las habidas hasta entonces". En ella perecieron la mayoría de los persas, y también Ciro, cuyo cuerpo fue transportado luego a Pasargada y colocado en la tumba real que él mismo había diseñado.

Tras la muerte de Ciro, el dilatado reino entró en un período caótico. Su hijo Cambises II heredó el trono y gobernó siguiendo la política de Ciro de mantener altos dignatarios babilónicos en sus oficinas, aunque contrariamente a su padre, se había distinguido en su trato con persas y extraños por un notable despotismo. No obstante, prosiguió con éxito los planes de su padre para la conquista de Egipto; en una rápida campaña militar de cerca de un año, derrotó al ejército egipcio.

Pero poco tiempo después, llamado de nuevo a Persia a fin de enfrentarse a una crisis política -un usurpador había ocupado su trono-,  Cambises falleció. y sobrevinieron años de luchas conflictivas por el trono persa que casi acabaron con el gran Imperio, hasta la llegada de Darío, uno de los oficiales de Cambises en Egipto y primo lejano suyo.

El carisma de Darío fue de la misma clase que el de Ciro. Durante la campaña egipcia dirigida por Cambises, Darío había actuado como comandante de un cuerpo escogido del ejército denominado de los Diez Mil Inmortales, puesto que cuando algunos hombres morían o quedaban imposibilitados eran sustituidos inmediatamente, de forma que el número de dicho cuerpo nunca bajaba de diez mil. Estas tropas siguieron ciegamente a Darío durante el período de las rebeliones.

Era un hombre relativamente modesto. Las cualidades de las que se vanagloriaba eran simples: "Soy amigo del bien y enemigo del mal. No tengo un temperamento agitado y cuando me enfado mantengo firmemente el control gracias a mi poder de concentración. Soy un buen luchador".

Como descendiente espiritual de Ciro, Darío prosiguió la conquista, conduciendo a su ejército nuevamente a las puertas de la India, donde un cuarto de siglo antes Ciro se había contentado con fijar los límites orientales de su Imperio. Sin embargo, Darío deseaba la totalidad de la India occidental hasta llegar al río Indo y lo consiguió. La nueva provincia, Hindush, donde los arroyos bajaban repletos de arenas de oro, se convirtió en la fuente de riqueza más importante del Imperio.

La siguiente campaña emprendida por Darío se caracterizó también por motivos económicos de largo alcance, ya que implicaba la disminución del poder del estado griego como rival en el comercio mediterráneo. Según el estilo propio de Darío, se dedicó a planificar aquella conquista a escala monumental, reuniendo para ello centenares de ingenieros y constructores de barcos, así como un enorme ejército, estimado en 70.000. El objetivo radicaba en lograr la sumisión de los guerreros getai de Tracia y de los nómadas escintios que habitaban la zona comprendida entre los ríos Danubio y Don. Con esta empresa esperaba cortar el tráfico de suministro de grano y madera para la construcción de navíos que tenía su origen en el interior de los Balcanes y que era esencial para la prosperidad de la Grecia europea.

Avanzó a través de Tracia con poca resistencia. Habiendo alcanzado un lugar adecuado sobre el Danubio, el ejército imperial cruzó el río y deambuló sin rumbo por las estepas durante dos meses, sin lograr atraer a los escintios a una batalla decisiva y sin poder encontrar provisiones, ya que éstos prendían fuego a sus propios campos y graneros en su retirada. Según Herodoto, los persas llegaron a tal estado de desesperación que abandonaron a sus enfermos y heridos antes de emprender el regreso al puente del Danubio, donde llegaron justo a tiempo ya que los aliados de Jonia, habiendo perdido la esperanza del éxito de la expedición, estaban a punto de retirar sus barcos.

Darío regresó a sus dominios, pero dejó tras de sí un ejército que completó la conquista de Tracia y de Macedonia. Ya Rey de Reyes, emperador de Asia y de África, podía considerarse una importante fuerza en Europa. Con ello había conseguido cumplir su sueño rescatando el Imperio de la desintegración y elevándolo al dominio del mundo civilizado.

Un factor esencial en el desarrollo del pueblo persa se vincula con la construcción de su aparato administrativo, particularmente por Darío.

El Imperio derivaba su energía fundamental de la autoridad del propio rey. Dicha autoridad, aunque puesta en peligro varias veces por la rebelión de algunos súbditos, por los propios métodos fortuitos se sucesión o las intrigas entre los miembros de la corte, fue cuidadosamente mantenida bajo el divino patrocinio del dios supremo Ahuramazda, al a vez que él descansaba en un inmutable cuerpo de leyes basado en precedentes y -en último término- en la palabra indiscutible del rey.

La autoridad real se ejercía a través de un complejo sistema de gobierno: una burocracia dirigida por los nobles persas; un cuerpo de escribas que mantenían los registros; un tesoro que recaudaba los ingresos y se encargaba de los gastos, particularmente para programas de edificación patrocinados por el estado, así como una buena red de comunicaciones. Finalmente, los persas recogieran los frutos del Imperio procedentes de alejadas satrapías y colonias conquistadas mediante una buena organización naval y militar móvil y bien entrenada.

La casa real incluía muchos servidores personales, muchas veces de alta alcurnia, y aunque la mayoría procedían de familias persas o medas, algunos extranjeros hallaron también lugar en el favor regio. Los privilegios del rey incluían un harén real, que formaba una comunidad importante e incluía a las mismas esposas del rey. Darío tuvo cuatro, y los demás monarcas probablemente muchas más -sus concubinas, eran seleccionadas de entre las mujeres más atractivas del reino-. Posiblemente habitaban también en la casa real la reina madre, las hermanas no casadas del rey, una multitud de descendientes reales entre los que se incluía el príncipe heredero, y un contingente de eunucos. Según costumbre de aquella época, los servidores del harén seleccionados entre los pueblos persas, eran castrados antes de ser colocados en lugares de responsabilidad personal para la familia real. En años posteriores el harén fue adquiriendo progresivamente una peligrosa influencia política, transformándose en un centro de conspiraciones e intrigas.

El mantenimiento de la autoridad real implicaba un alto grado ceremonial incluso en la conducta de los asuntos diarios; siempre se procuraba guardar rígidamente el protocolo. Una aspecto importante de este protocolo descasaba en la suposición del origen divino del poder real. Los monarcas persas adoptaron probablemente este concepto de los primeros reyes mesopotámicos, quienes creían que sus reinos estaban apoyados por dioses protectores.

Este supuesta delegación de poder divino al rey constituía el meollo moral de la prerrogativa real absoluta de hacer y administrar la ley. Sin embargo, el dirigente quedaba ligado por la tradición, que le obligaba a consultar con sus altos oficiales y con otros nobles antes de llegar a decisiones cruciales. Los jueces no eran propensos a distorsionar la ley, pero a la vez se mostraban igualmente incapaces de adoptar una decisión desagradable para el rey, y en algunos casos, cuando se veían constreñidos por una justificación que no podía ajustarse estrictamente a la letra de la ley, emitían un veredicto ambiguo dejando que el soberano lo interpretase.

Aunque la ley pudiera ser más flexible al ser aplicada a quienes ocupaban el trono, por lo demás era inmutable e irrevocable. Los propios reyes apoyaban un fuerte y respetado mecanismo legal, ya que -al igual que el comercio se basa en la confianza entre el comprador y el vendedor- la ley constituía algo esencial para el comercio de los persas y para su agricultura a gran escala. Los duros castigos incluían comúnmente la mutilación, el empalamiento y la crucifixión, y no existían penas más graves que las que se imponían a los magistrados en desgracias.

Para poder transmitir a los jueces las nuevas leyes y regulaciones decretadas por la corte del rey, el soberano y sus consejeros contaban con toda seguridad con el servicio de uno o más escribas. Puesto que el conocimiento de las letras era muy poco frecuente en Persia, los escribas podían considerarse como una parte de los funcionarios de mayor importancia al servicio del rey. La lengua hablada con mayor frecuencia en la corte real era el antiguo persa, aunque la lengua para las transcripciones, los negocios y la diplomacia era el arameo.

Los principales problemas de las operaciones diarias caían sobre una jerarquía de burócratas, dirigidos, a partir de Darío en adelante, por un pequeño grupo de nobles persas. También, a partir de este monarca, se instituyó como institución a las Siete Familias, correspondiente a las casas más distinguidas de Persia, conformando el círculo interno de la corte .

Inmediatamente por debajo de los miembros de las Siete Familias existía otra categoría especial de terratenientes hereditarios, entre ellos los oficiales militares de alto rango, los sacerdotes principales y los oficiales del gobierno -hombres que supervisaban el tesoro imperial, hacían cumplir la ley real, o realizaban otras políticas administrativas relacionadas con el comercio, la irrigación y la agricultura-.

Los sátrapas, aunque raras veces formaban parte de la corte, eran tan importantes para el sistema como la aristocracia real, y la mayoría de ellos fueron seleccionados, durante y después del reinado de Darío, entre las filas de las Siete Familias como parte de un consciente programa de persianización de las provincias.

Los nobles persas que ocupaban los puestos superiores dentro y fuera de la corte se hallaban ligados al rey por un tipo de contrato feudal. Los beneficiarios de la magnanimidad real, en forma de tierras y otros regales, estaban obligados a rendir una firme lealtad personal al soberano y a hacer el servicio militar como oficiales; también debían aportar tropas en número proporcionado a la cantidad de tierra que poseían. Los hombres ligados de esta manera al rey eran identificados por el cinturón de cuero con que llevaban ceñido el cuerpo, y cualquier fallo en cumplir el contrato real significaba el corte de su cinturón y posiblemente la muerte.

Existía una tendencia a desplazar la corte a través de la extensa geografía de los dominios persas, a fin -entre otras cosas- de escaparle a las inclemencias climáticas. Para ello resultaba necesario adoptar un rápido y seguro sistema de comunicación. Como suprema prioridad para Darío, se creó un servicio real para todo el Imperio. Los mensajes cruzados entre Darío y sus gobernadores, eran transportados por jinetes de relevos con caballos especialmente preparados para correr. Para mensajes cortos que exigían una rápida respuesta, tales como noticias relacionadas con algún levantamiento local, los persas montaron un sistema postal complementado por señales que podían ser transmitidas incluso más rápidamente a lo largo de cadenas de torres situadas en las colinas. Probablemente los mensajes eran trasmitidos en un código óptico análogo al sistema Morse moderno.

Aunque los sátrapas alcanzaban a administrar una gran cuota de poder, no por ello estaban exentos del control de las guarniciones militares distribuidas por todo el Imperio. Nominalmente el sátrapa era el comandante militar supremo de su zona, y en tiempo de guerra las tropas de la guarnición podían quedar incorporadas en una fuerza bajo su mando. Sin embargo, por lo general los comandantes de la guarnición eran directamente responsables ante el propio rey, a través de una cadena diferente de órdenes que pasaban por algo al gobernador provincial. De este modo, cualquier sátrapa o posible insurgente, con la idea de evadirse del dominio e impuestos persas, no tenía más que dirigir la vista la guarnición local, compuesta por duros y disciplinados soldados, para reconsiderar el asunto.

Además del entrenamiento militar general, los hijos de las principales familias persas recibían una adecuada preparación para sus futuros cargos de sátrapas, jueces y oficiales reales, lo cual incluía el aprendizaje de la historia heroica de sus antepasados, conocimiento de cómo funcionaba la corte y la ley real e instrucción en las creencias y prácticas de la religión real. El núcleo profesional del ejército era el de los famosos Diez Mil Inmortales, los cuales componían la elite de la guardia personal del rey.

En el plano espiritual, la profundidad de su devoción religiosa, coloca a los persas junto a los pueblos más creyentes que en el mundo han sido. Al igual que la cristiandad y el islam, el zoroastrismo fue revolucionario en sus inicios, y al igual que ambas religiones, fue fundado por un hombre Zarathustra, más conocido en el mundo occidental como Zoroastro, versión griega de su nombre. Era un monoteísmo casi puro centrado alrededor de un ser supremo que recibía el nombre de Ahuramazda, quien -según Zoroastro- creó al hombre, la luz y la oscuridad, así como todo lo demás, tanto material como espiritual. Entre las más importantes cosas creadas por la suprema deidad, había dos fuerzas opuestas. Una, que representaba la Verdad, se denominaba Spenta Mainyu, el Espíritu Santo. La otra, Angra Mainyu, el Espíritu Destructivo, representaba la Mentira. Ambas fuerzas ejercen constantemente un influjo sobre los hombres, cuya responsabilidad moral reside en la selección entre ambas. El gran dios juzgaría al hombre después de la muerte: si éste había escogido el bien, recibiría una vida eterna de facilidades y prosperidad; mientras que si había elegido el mal, recibiría un tormento eterno.

Aunque es posible delinear las creencias y rituales de la religión de Zoroastro, su evolución es más difícil de trazar al no disponer de respuestas firmes en relación a cómo llegó este credo a los persas, y cuándo y por qué sufrió modificaciones tras su adopción por los reyes aqueménidas. Ya en tiempos de Artajerjes I, sucesor de Jerjes, el zoroastrismo no constituía la fe pura predicada por Zoroastro. Aproximadamente hacia el año 441 AC el núcleo monoteístico de la religión había experimentado una relativa atrofia con Ahuramazda equiparado con dioses que no habían tenido ninguna conexión real en el pensamiento de Zoroastro.

Mithra puede ser considerado el más significativo de todos los antiguos dioses iraníes que alcanzaron preeminencia en la naciente religión híbrida. Considerado antes como el principal guardián de la santidad contractual, Mithra se convirtió en un dios casi tan importante como el propio Ahuramazda.

EL ECLIPSE

Cuando Jerjes heredó el Imperio persa en el año 486 AC, la gracia de Ahuramazda parecía no conocer límites y el futuro de los aqueménidas era desde luego brillante. A los 35 años, el príncipe heredero había recibido el manto y los títulos de realeza como justo heredero de Darío el Grande, que había vivido con honor y fallecido de muerte natural.

Según parece Jerjes había de ser el último Gran Rey en subir al trono bajo tales auspicios. tras su reinado de 22 años, la falta de previsión de sus predecesores en relación con el problema de la sucesión influyó gravemente sobre la monarquía. En total fueron seis los aqueménidas que sucedieron a Jerjes, y la ascensión de cada uno de ellos estuvo marcada por la intriga y el derramamiento de sangre.

Mientras se iban acumulando los problemas internos de los aqueménidas, crecían también las confrontaciones con los griegos, cuyo poder se había multiplicado notablemente desde que Ciro el Grande, al principio de sus campañas imperiales, había aplastado a Creso de Lidia. A Ciro le había sido fácil recobrar los vecinos estados colonizados por los griegos del Asia Menor, uno a uno, sin que ello despertase ninguna protesta de sus hermanos de la Grecia europea. Sin embargo, cuando Darío, en el año 513, lanzó su expedición de castigo contra los escitas, se vio obligado a atravesar primero el mundo griego. La mayor parte de las ciudades-estado de Grecia se sometieron pacíficamente a la invasión, aunque Atenas y Eretria esperaron su revancha, y en el año 499 AC proporcionaron hombres y navíos a las humilladas ciudades jónicas cuando éstas se rebelaron contra Persia. Dicha ayuda no sirvió de nada, ya que los jonios no consiguieron infligir daño alguno a Persia, más allá del incendio de la capital de la satrapía de Sardes. Sin embargo, tanto este episodio, como los castigos resultantes impuestos por Darío, tendrían una gran preponderancia en lo que respecta a las causas por las cuales se iniciarían las Guerras Médicas con una duración de 50 años.

Para vengar el incendio de Sardes, Darío preparó un asalto por mar de la propia Grecia. Mientras reunía las tropas y equipaba los navíos, envió mensajeros a Grecia de ciudad en ciudad para pedir la sumisión voluntaria. Algunas sucumbieron a la presión, pero Esparta, Atenas y Eretria se negaron y Esparta y Atenas formaron una alianza contra la amenaza persa, que probablemente el Gran Rey tomó en bromo.

En el verano del año 490 AC un ejército de 25.000 hombres, transportados por 600 navíos, invadió Grecia con la intención de concentrar su ataque en las ciudades que se habían negado a someterse. Traicionada desde dentro por simpatizantes persas, Eretria fue conquistada en seis días. Luego la flota persa entró en la bahía de Maratón y el ejército se dispuso a marchar sobre Atenas. Los atenienses no tenían otra elección que atacar a las fuerzas persas antes de que éstas pudiesen rodear la ciudad y aislarlos de sus aliados espartanos. El 12 de agosto del año 490 AC, la infantería griega presentó batalla en Maratón. El asalto hizo retroceder a los invasores hasta sus navíos, y sin dudar, los griegos les siguieron; penetraron en el agua y afianzaron los cables de las áncoras de los navíos a fin de evitar que pudiesen escapar. De esta forma capturaron siete barcos. Al día siguiente los persas intentaron un segundo ataque, pero sin éxito; sólo para acabar descubriendo que los incansables moradores de Atenas se estaban preparando para repetir la hazaña del día anterior. Desmoralizada, la expedición persa, reducido su número en 6.400 bajas, emprendió regreso hacia la seguridad del territorio imperial.

Cuando Darío falleció, a la edad de 64 años, llevaba en el trono 36. En aquel histórico momento para Persia, el príncipe heredero, Jerjes, recibió una tarea titánica. Volviendo su espalda durante varios años a los problemas relacionados con el nuevo poderío, Jerjes centró todo el peso de sus ejércitos imperiales sobre la rebelión de los egipcios, así como contra otra en Babilonia en el año 482 AC.

Jerjes actuó vigorosamente, castigando con dureza a las dos satrapías por su insurrección. Ambas perdieron la condición privilegiada de que habían disfrutado como civilizaciones imperiales en su propio derecho. En lugar de tolerancia y grado adecuado de autonomía local, Jerjes utilizó a partir de entonces la fuerza bruta como instrumento de dominio de dichas regiones. Cuando Jerjes hubo terminado con estos problemas, consideró apropiado utilizar estos mismos métodos sobre los griegos. Según los historiadores modernos se cree que las fuerzas persas se aproximaban a 200.000 soldados y 1.200 navíos, lo que constituyó un fuerte esfuerzo de preparación bien aprovechado por los griegos. Esparta pudo formar una coalición griega con treinta estados que acordaron dejar a un lado sus propias hostilidades mientras durase la crisis, desplegando dos fuerzas coordinadas: una, terrestre, al mando de Leónidas; la otra marítima, al mando de Euribíades. Con sumo profesionalismo, los griegos seleccionaron un campo de batalla favorable, en las Termópilas, un estrecho paso costero.

Pese a un número muy reducido de defensores griegos -7.000 efetivos- el estrecho -de 150 metros de ancho- hizo posible que el número propio de los atacantes importara poco, sumado a la resistencia tenaz de los griegos. En sucesivos intentos, que incluyeron el despliegue de los Inmortales, Jerjes ordenó la retirada de los maltrechos medos.

Como consecuencia de la delación de un traidor griego, los persas supieron de un camino alternativo y poco conocido que les habría de permitir rodear, a través de la montaña, la posición griega y tomarla por la retaguardia. Leónidas se dio cuenta del seguro cerco, y ordenó la retirada de la mayor parte de sus tropas en dirección al istmo de Corinto, permaneciendo al frente de 300 espartanos que sacrificaron sus vidas con el objeto de retrasar a Jerjes. Una vez barrida la oposición, Jerjes avanzó hacia Atenas, que por órdenes de Temístocles, jefe militar de Atenas, había sido abandonada, a excepción de una efímera resistencia rápidamente abatida. Los persas saquearon Atenas, quemando los edificios de la Acrópolis.

Pero la algarabía persa duraría muy poco. Mientras los ejércitos persas se concentraban en tierra, la flota imperial se aproximó a la flota griega, que se había retirado junto a la isla de Salamina, para defender a los moradores de Atenas que habían buscado refugio en ella, y separada de la costa por un estrecho de reducidas dimensiones, donde precisamente se hallaba la flota griega.

Luego de bloquear ambos extremos del estrecho, y con Jerjes confiado en una segura victoria, penetraron para atacar. Sin embargo, la estrechez del paso entre la tierra y la isla creó una grave desventaja para los persas. Los aliados persas eran tantos en número que a cada momento se interceptaban entre sí; sin embargo los griegos se movían ordenadamente, lanzando sus sólidos navíos contra los barcos enemigos. El desconcierto acabó en una derrota. Los barcos persas suficientemente afortunados pudieron escapar, apresurándose a huir hacia Felerón, donde atracaron bajo la protección de las fuerzas terrestres persas. Los griegos, por su parte, arrastraron sus navíos inutilizados hasta Salamina y, convencidos del regreso persa, se prepararon para una nueva lucha. Pero ello no ocurrió, ya que Jerjes temía que los victoriosos griegos navegasen hasta el Helesponto y destruyesen sus puentes, cortándole su retirada.

El significado de la derrota persa a largo plazo no fue comprendido bien por los aqueménidas. Jerjes todavía podía consolarse a sí mismo pensando que su reino seguía siendo la mayor potencia del mundo. En términos territoriales, la pérdida de Grecia podía considerarse despreciable, por lo que el Gran Rey, entonces en el séptimo año de su reinado, reanudó complacido la dirección de sus asuntos relacionados con la marcha del Imperio. A partir de entonces, Jerjes mostraría poco interés en planes ambiciosos, recluyéndose en sus palacios. Pero su reinado finalizaría abruptamente. A causa de las intrigas del comandante de la guardia de palacio y del chambelán real, Jerjes moriría asesinado en su lecho, en el año 465 AC.  A partir de aquel año, los destinos de Persia serían depositados en manos de una serie de reyes que combinarían los defectos propios de la envidia, con la ineptitud política y militar.

En los reinados de Artajerjes I, Darío II, y Artajerjes II la crueldad más feroz contribuiría a acelerar la decadencia. Aunque con Artajerjes III el declive de Persia parecía finalizar, la muerte por envenenamiento de éste -en manos del eunuco Bagoas- sellaría cualquier posibilidad de resurgimiento del perdido vigor del Imperio. En el año 336 AC, Darío III iniciaría su reinado luego de dar muerte a Bagoas. Sin embargo, el gran sistema imperial desarrollado por el primer Darío se hallaba erosionado por la corrupción y la mala administración, por lo cual Persia ofrecía una oportunidad para la invasión griega a gran escala. En el año 336 AC, un joven de 20 años llamado Alejandro de Macedonia prepararía un ejército para clavar lanza en el suelo de Asia.

Fuente: http://www.escolares.com.ar/historia/los-persas.html

Chin Shi Huang-Di, Supremo legislador.


Luego de que la Dinastía Zhou se desmoronó, siete estados separados lucharon unos contra otros para controlar China. Finalmente el estado de Qin resultó victorioso, y estableció un imperio fuertemente autoritario. El emperador Qin Shi Huang (imagen) abolió los estados y conformó un gobierno central fuerte, que practicaba una autoridad despiadada, una administración eficiente y un código legal estricto.

Un poco de HISTORIA: Las tribus guerreras Qin del oeste empezaron a conquistar a sus vecinos en el año 350 a.C. En 221 a.C. ya habian creado el imperio del que China ha tomado su nombre.

El rey Zheng de Qin (pronunciado «chin») unió gran parte de China en sólo diez años, dando por finalizado el período llamado de los Reinos Combatientes. Zheng cambió su nombre por el de Shi Huangdi o Qin Shi Huang (que significa «primer emperador») y fundó la primera dinastía imperial de China.

Hablemos de LA CHINA IMPERIAL Shi Huangdi reorganizó el Gobierno a fin de controlarlo absolutamente todo. Normalizó los pesos y medidas, la escritura china e incluso el ancho de las ruedas de los carros; promulgó las leyes e instituciones de la dinastía Qin e introdujo una única moneda. Fue un modernizador despiadado:abolió los poderes de la aristocracia feudal y envió a sus administradores para que gobernaran las regiones. Construyó caminos y canales, y mejoró la agricultura introduciendo la irrigación y planes de drenaje.

Para proteger a China de los ataques de los bárbaros, Shi Huangdi comenzó la construcción de la Gran Muralla, buena parte de la cual sigue existiendo hoy. Estableció tradiciones imperiales que permanecieron casi inamovibles a través de diferentes períodos dinásticos durante unos dos mil años. Shi Huangdi destruyó muchas obras literarias, incluyendo las de Confucio, y llegó incluso a ejecutar a cuatrocientos eruditos con el fin de asegurar la modernización.




Un Supremo Legislador

Su nombre completo era Chin Shi Huang-Di, un nombre que otorgó a un país que ha existido durante más de 2.000 años. Con el paso de los siglos, "Chin" evolucionó hasta convertirse en "China".

En solitario unificó China, liderando a diez veces más súbditos que los faraones de Egipto.

Gobernó entre los años 246 y 210 aC, doscientos años antes del nacimiento de Cristo.

Necesitó menos de 40 años para completar su imperio. Un imperio que perduró 1.000 años más que el romano.

Se convirtió en el líder de un imperio de miles y miles de kilómetros, con una población estimada de 30 millones.

Levantó la Gran Muralla China en un vasto proyecto que se encargó de unificar construcciones ya existentes, con el objetivo de crear una única y enorme muralla de más de 5.000 kilómetros de largo. En el momento cumbre de la construcción, más de 700.000 personas fueron esclavizadas para conseguir su propósito.

Sus arqueros portaban una ballesta equivalente a un fusil soviético AK47, cuyas partes se producían en masa y eran intercambiables.

Un Líder Obsesivo:

* El emperador estaba obsesionado con la inmortalidad y tomaba mercurio para prolongar su vida, aunque ello lo condujo a la locura y probablemente aceleró su muerte.

* Después de haber sobrevivido a varios intentos de asesinato, nunca dormía en la misma cama más de dos veces.

* Un general que se había rebelado en su contra, aceptó cortar su propia cabeza para ser presentada ante el emperador y así aprovechar la oportunidad para asesinarlo.

* Más de 500.000 soldados del reino de Chu murieron en el frente de batalla cuando se atrevieron a enfrentar al ejército del emperador.

* Era un enemigo acérrimo del Confucionismo, reemplazándolo con una rígida filosofía legalista. Cuatrocientos sesenta eruditos confucianos fueron enterrados vivos después de desafiar su régimen.

* Ordenó una de las primeras quemas de libros de la historia, haciendo desaparecer prácticamente todos los escritos de su imperio.

Sobre EL MANDATO DEL CIELO: Shi Huangdi era un guerrero que empleaba la caballería en lugar de carros. Estaba acostumbrado a ser obedecido, y algunas de sus acciones le hicieron muy impopular. Sin embargo, exigía respeto y conseguía resultados, y se sirvió de su poder para realizar los cambios con toda rapidez y para unir toda China. A pesar de su tiranía, el emperador obedecía ciertos principios morales. Creía que los dioses le habían otorgado el «mandato del cielo», y que debía ganarse su apoyo gobernando bien. Este principio también implicaba que el emperador podía ser depuesto si gobernaba mal el país.

La vida era muy animada en una típica ciudad de la época Qin, con varios miles de habitantes y un mercado, numerosos edificios y sólidas defensas. Los antiguos chinos eran grandes inventores.

En el siglo a.C. idearon la carretilla, que usaban par transportar tanto persona como mercancías. Europa adoptó mil años después.

EL LEGADO QIN: Shi Huangdi murió en el año 210 a.C. Cuatro años después, la dinastía Qin fue derrocada debido a que los cambios y leyes que había promulgado el emperador eran excesivos. Aunque estalló una guerra civil, la idea de un imperio unido permanecía en mente de todos. Un hombre del pueblo, llamado Liu Bang, que había sido funcionario Qin, fundó una nueva dinastía y, como resultado, se ganó el apoyo popular. La dinastía Han iba a gobernar durante cuatrocientos años sobre las bases que había establecido Shi Huangdi.

Shi Huangdi utilizó enormes cantidades de trabajadores forzados para levantar la Gran Muralla. Tenía 2.250 km de largo y se construyó con tierra y escombros. La piedra, los ladrillos y el cemento se añadieron después. La escala de esta operación muestra lo importante que era para los chinos librarse de las incursiones de las tribus del norte. Estas tribus se aprovechaban de la seguridad y prosperidad chinas, y China sufrió grandes pérdidas antes de que se construyera la muralla y se venciera a los asaltantes.

 La tumba de Shi Huangdi albergaba su cuerpo y sus posesiones para que las pudiera usar en el más allá. También contenía siete mil soldados de terracota gigantes. Las caras de las figuras eran muy realistas y quizá representaban el auténtico rostro de un soldado determinado.

Los chinos creen en la vida después de la muerte y, este ejército, fue creado para el Emperador Qin después de su deceso. Cuando fue descubierto en 1974 , el ejército estaba dispuesto en una formación completa de batalla, e incluía infantería parada, arqueros arrodillados y aurigas con caballos.

FECHAS CLAVES:

—350 Qín se convierte en un estaçlo militarista.

—315 Qin se convierte en el estado líder de China.

—256 Oin anexa el estado de Zhou (Luoyang).

—230 Por primera vez la dinastía fin une el país en un imperio.

—214 Para proteger China de las incursiones de los nómadas, se comienza a construir la Gran Muralla

—212 Huangdi quema todos los documentos históricos, se prohíben los libros y se normaliza la escritura china.

—209 a  —202 Guerra civil entre caudillos locales.

—202 Liu Bang funda ¡a dinastía Han (que durará hasta el año 9 d.C.).

Fuente Consultada: Gran Enciclopedia de la Historia, fuente la de nota: http://www.portalplanetasedna.com.ar/dinastia_qin.htm


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