martes, 30 de octubre de 2012

LOS ENIGMÁTICOS GUERREROS DE TERRACOTA


Los arqueólogos se sorprendieron al descubrir que las facciones de los rostros de los 8.099 soldados, como sus tocados, se correspondían con 10 de los 10.516 caracteres del alfabeto chino. Curiosamente, aunque los nombres de estos caracteres son citados en la documentación oficial del sitio de Xi’a, los expertos no han explicado jamás su significado. Quizás no se les ocurrió nunca descifrar qué mensaje quería transmitir cada rostro. O tal vez lo advirtieron, pero prefirieron no difundirlo.

Lo cierto es que, inmediatamente después del hallazgo, volvieron a enterrar todo de prisa y lo ocultaron. A nadie se le permitió acercarse al sitio, por lo menos durante dos años, hasta el momento en que se reanudaron las excavaciones. Las autoridades jamás explicaron los motivos de este proceder tan extraño. Hasta el día de hoy, la guía oficial del sitio no hace ninguna referencia al significado de los diez caracteres.
Hay cinco códigos diferentes, ocultos en los guerreros. Las facciones de sus rostros son solamente uno. Por ejemplo: los tocados explican cómo las radiaciones provenientes de nuestro Sol, que tiene un período de rotación de 28 días, llegan a la superficie de la Tierra, y cómo el viento solar incide sobre las variaciones del campo magnético terrestre que, a su vez, estimulan las hormonas femeninas. Dicho de una forma más simple, describen cómo las radiaciones solares estimulan la fertilidad en nuestro planeta.
Estamos ante una creencia compartida por todas las antiguas civilizaciones que adoraban al Sol en Egipto, México y Perú. En la posición de las manos y vestimentas de estas tropas de terracota, observamos números simbólicos que también hallamos en distintas tradiciones, entre ellas en la cultura bíblica, como el 666 o el 144.000, que aparecen en el Apocalipsis de San Juan. Dos carros de bronce tirados por caballos cuentan la historia del viaje final hacia el Cielo del primer emperador, de cómo se transformó en un dragón, en una serpiente emplumada (como el Quetzalcóatl azteca) y en un ciervo, para gozar de la inmortalidad convertido en estrella, como los faraones egipcios.
Cada soldado se halla sobre un pedestal cuadrado, símbolo universal del mundo material que alude a los cuatro puntos cardinales.Curiosamente, la mayor parte de estos misteriosos guerreros no porta armas. Pero el mayor enigma está en la inusual formación de las tropas en las galerías. En primera línea hay soldados desprovistos de armadura y, detrás de éstos, batallones de arqueros con armadura arrodillados, como si se estuviesen protegiendo detrás de los primeros. En buena lógica, los arqueros con armadura deberían estar en primera línea. No tiene sentido que se protejan detrás de guerreros sin armadura.
Estos signos decodificados de los tesoros de Shi Huangdi nos sugieren que éste había comprendido el auténtico sentido de la vida en la Tierra. Había entendido, como los otros superdioses de las más variadas civilizaciones y épocas, que la finalidad de la existencia terrena es purificar el alma para acceder al más allá. Y los superdioses creían que la purificación se conseguía a través del sacrificio.Cada día el individuo debía enfrentarse a una batalla interior, en una lucha sin fin, para reconciliar todos los datos de la experiencia vital. Éste sería el verdadero significado de esos guerreros de terracota dispuestos para librar un combate. Podemos ver una alegoría similar en un libro sagrado hindú. En el Bhagavad Gita (”el canto del Señor”), una parte del poema épico Mahabharata, se nos ofrece un camino de salvación espiritual, a través de un diálogo entre el soldado Arjuna y Krishna que aparece en el campo de batalla para ayudar a Arjuna en el momento decisivo.
Esta antigua historia comienza con el rey Dhrtarashtra, que se encuentra en su palacio, a muchos kilómetros del campo de batalla de Kurukshetra, donde el ejército de sus hijos va a enfrentarse con sus sobrinos, los Pandava. El rey está ansioso por conocer la suerte de la batalla, porque Kurukshetra está en un lugar sagrado que podría favorecer a los piadosos Pandava.

Fuente: Revista Atenea 33

Los manuscritos del mar Muerto


Abril de 1947. En Qumrán, arisca zona cerca de las riberas del mar Muerto, un pastor beduino recogía su rebaño cuando descubrió una grieta entre las rocas: una cueva. Cuando, ya a la mañana siguiente, el pastor y sus primos decidieron adentrarse en penumbra no podían saber que estaban a punto de protagonizar uno de los grandes descubrimientos arqueológicos del siglo XX.

En aquella cueva había varios manuscritos que parecían muy antiguos. Durante los años siguientes se llevaron a cabo diferentes excavaciones. El fruto de tales trabajos son centenares de pergaminos escritos principalmente en hebreo y arameo, aunque también en griego, entre el III a.C y el año 68. ¿Quiénes habían sido los autores?¿A qué se debe la enorme expectativa creada en derredor suyo?

A principios del primer siglo de nuestra era, digamos en el año 0, las tres grandes sectas, o si se prefiere los tres grandes grupos, o comunidades, entre los judíos eran: los saduceos, los fariseos y los esenios. Un cuarto grupo, el de los celotas, solamente cristalizará consistentemente hasta algunos años después de la muerte de Jesús.

Nuestra atención recae en el tercer grupo. Los esenios formaban una pequeña comunidad de judíos piadosos, un grupo cerrado y fanático, que consideraban impuro el culto del Templo y se creían aliento del verdadero Israel y depositarios últimos de la Alianza en un medio social que veían cada vez más paganizado.

Pues bien, una fracción de esenios consideró oportuno separarse de la matriz palestina y, dirigidos por el Maestro Justo, emigrar al desierto, a Qumrán, en espera piadosa de la próxima llegada de Dios.
Este subgrupo de esenios, como se ve, ya se inscribe, bastante prematuramente, en ese espíritu apocalíptico que recorría la Palestina de hace 2000 de la mano de mesías itinerantes, tal como podría haberlo sido el propio Jesús.

Los manuscritos del mar Muerto se clasifican en bíblicos, apócrifos y sectarios. Su descubrimiento enseguida suscitó un interés mayúsculo. Unos textos de una secta judía de hace más de dos mil años, algunas de cuyas prácticas parecían guardar cierto paralelismos con los primeros grupúsculos cristianos, ¿no revelarían los secretos ocultos del mismo Jesús y, por extensión, del cristianismo?

En este punto, las consecuencias del descubrimiento de los pergaminos de Qumrán se bifurcan en los dos niveles de textos hallados. Respecto al canon bíblico, los manuscritos se muestran muy similares a la versión actual del Antiguo Testamento, basada en la traducción griega de los Setenta.

Por otra parte, en los textos sectarios se encuentran prácticas y expresiones que recuerdan a las de un cristianismo primitivo e incluso algunos investigadores ven una influencia esenia en el evangelio de Juan. Así las cosas, ¿fue Jesús un esenio?
(Manuscritos del mar muerto. Canal Historia. Eisenman y su erroneas teorias)
http://www.tu.tv/videos/manuscritos-del-mar-muerto-canal-histor_1
“Los manuscritos del Mar Muerto”(Jesucristo el esenio sacerdote Impío:B.Thiering

lunes, 29 de octubre de 2012

Descubridor de Chile por Jorge Schaerer Contreras


La magia de las palabras deriva de que se explican a sí mismas con una claridad tal que no dejan lugar a duda alguna sobre su sentido. Esa exactitud es la razón por la cual las empleamos para comunicar, aunque hay algunos que las usan para ocultar sus pensamientos.
En latín vulgar el prefijo "dis" adquirió el sentido de inversión de una acción ya hecha. Así, incorporado al verbo "cooperire", cubrir, dieron origen a "discooperire", descubrir, para expresar la acción de destapar algo que se había tapado, y que por ello permanecía ignorado.
En los archivos de Sevilla existen antecedentes que permiten saber que el navegante Juan Fernández fue el primer europeo que visitó las costas de Nueva Zelanda y Australia, y que lo hizo desde Chile. Por razones políticas se ocultó tal hecho, y por ello no aparece como descubridor de esas tierras.
Magallanes, por el contrario, al igual que Colón, a su regreso a Portugal hizo pública sus anotaciones en el libro de bitácora de su nave, y sobre la base de ellas informó por escrito todos los detalles de su travesía, incluyendo los territorios que había descubierto.
Si en la Colonia se atribuyó a Almagro el "descubrimiento" de Chile, ello se debió a la conveniencia de legitimar oficialmente el hecho, para impedir cualquier mala interpretación del Tratado de Tordesillas. No hay que olvidar que Magalhaens, llamado por nosotros Magallanes, era nativo del país que competía con España en la conquista del mundo.
Descubrir hoy lo que se había cubierto con respecto a nuestra historia, tiene por propósito destacar la relación de nuestro país con el mar, y así despertar una vocación marítima que produzca el urgente cambio que debemos operar en nuestra cultura. Debido a la acción de los piratas que asolaron nuestras costas, a partir de los siglos XVI y XVII, Chile volvió la espalda al mar. Que eso suceda en un país con miles de kilómetros de litoral marítimo constituye una grave deformación cultural que tiene dañinas consecuencias para nuestra sociedad, nuestra política, y nuestra economía. Por ello se debe corregir.
Jorge Schaerer Contreras


fuente de la nota: http://blogs.elmercurio.com/columnasycartas/2012/10/28/descubridor-de-chile.asp

Notas sobre el idioma acadio


El acadio (lišānum akkadītum, ak.kADû) es una lengua semítica actualmente extinta, hablada en la antigua Mesopotamia principalmente por asirios y babilonios durante el II milenio a. C. En su tiempo llega a ser lengua franca de toda la región. Se escribe usando un sistema de escritura cuneiforme derivado del sumerio. El nombre deriva de la ciudad de Acad. El babilonio es una forma tardía de acadio.
El acadio llega a Mesopotamia desde el norte con los pueblos semíticos. Los primeros nombres propios acadios recogidos en textos sumerios se remontan al 2800 a. C., lo que indica que, al menos en esa época, gente de habla acadia se había instalado en Mesopotamia. Las primeras tablillas escritas enteramente en acadio usando el sistema cuneiforme datan de 2400 a. C. pero no hay un uso importante del acadio en la escritura antes del 2300 a. C. Es entonces, al formarse el Imperio acadio con Sargón I,2 que crece la importancia de la lengua y su uso en documentos escritos hasta llegar a convertirse en la lengua dominante en Mesopotamia por espacio de 1000 años. Con esto el acadio relega el uso del sumerio a textos legales o religiosos.
Los faraones egipcios y los reyes hititas usan el acadio para comunicarse entre sí. Los funcionarios de Egipto escriben en acadio en sus relaciones con sus vasallos en Siria y la mayoría de las cartas halladas en el-Amarna están escritas en acadio.


Escritura
El acadio antiguo está presente en tabletas de barro desde aproximadamente el 2600 a. C. Se escribe con la escritura cuneiforme tomada de los sumerios. Sin embargo, a diferencia del sumerio, con el acadio la escritura evoluciona hasta un sistema silábico completo. Los logogramas pasan a ocupar un papel secundario y se siguen empleando sobre todo para palabras muy comunes como "Dios", "templo" y otras semejantes. Es así como el símbolo AN se usa tanto para el logograma de "Dios" como para el Dios An y para el símbolo silábico -an-. El símbolo también se usa como determinativo para los nombres de dioses.

Otra particularidad del sistema de escritura cuneiforme acadio: muchos símbolos silábicos carecen de un valor fonético claro. Algunos como AḪ no diferencian la vocal. Tampoco hay una referencia clara en el otro sentido, de un sonido dado a un símbolo específico. Así, la sílaba -ša- puede representarse tanto con el símbolo ŠA como con el símbolo NÍĜ. Esto ocurre incluso en el mismo texto de manera intermitente.




Desarrollo del idioma
El acadio antiguo se usa hasta el final del III milenio a. C. cuando es reemplazado por el babilonio y el asirio. Ya en el siglo XXI a. C. estos dos dialectos principales se han hecho claramente diferenciables. El babilonio antiguo, como el idioma mariota, muy próximo a él, es mucho más innovador que el asirio antiguo, que es más arcaizante, y que el eblaíta, del que está más alejado desde el punto de vista lingüístico y geográfico. Por ejemplo, en el babilonio antiguo se encuentra por primera vez la forma lu-prus (yo quiero escoger) en vez de la más antigua la-prus. Aun así, el asirio también introduce innovaciones como la llamada armonía vocal asiria, una armonía vocálica diferente al sistema del turco o del finés. El eblaíta es muy arcaizante. Este conoce un dual productivo así como pronombres relativos diferenciados por caso, número y género. Ambos elementos ya habían desaparecido en el acadio antiguo.

Escritura acadia.
El babilonio antiguo es el idioma del rey Hamurabi, quien crea el Código de Hamurabi, uno de los textos legales más antiguos. A partir del siglo XV a. C. se habla del babilonio medio. La división se produce con la irrupción de los casitas, que conquistan Babilonia hacia el 1550 a. C. y gobiernan allí por unos 300 años. Estos toman el idioma acadio para su uso sin influir mucho con su idioma de origen. Durante su edad de oro, el babilonio medio es considerado como el idioma escrito de la diplomacia en todo el antiguo Oriente, incluso en Egipto. En este tiempo se producen también numerosos préstamos de los idiomas semitas del Noroeste y del hurrita, aunque estos se usaban ante todo en las regiones limítrofes de la región de habla acadia.
Tras el fin del reino mesopotámico con la conquista de la región por los persas, el acadio, que solo existía en forma del babilonio tardío, se ve reemplazado como idioma del pueblo, aunque sigue siendo usado como idioma escrito. Aun después de la invasión de los griegos con Alejandro Magno en el siglo IV a. C. el acadio se mantiene como lengua oficial de la región. Hay muchos indicios de que el acadio ya no es idioma hablado en ese momento o que a lo sumo es empleado por pocas personas. Los textos más recientes en acadio se remontan al siglo III.
La asiriología divide la lengua acadia en varias formas según su origen y época en que se emplearon:
Paleo-acadio: se habla y escribe hasta la caída de la III dinastía de Ur en Mesopotamia, las regiones al este del Tigris, entre Susa y Gasur y en el Éufrates medio (Mari). 2500 – 1950 a. C.
Paleo-asirio: dialecto del acadio procedente de la misma rama que el Paleoacadio, hablado en la vertiente más septentrional del Tigris, hacia los montes Zagros. 1950 – 1750 a. C.
Paleo-babilonio: dialecto más tardío que el Paleoasirio cuyos hablantes descendieron por la zona del Éufrates hasta Babilonia sustituyendo al Paleoacadio en la zona y convirtiéndose en la lengua literaria de la tradición mesopotámica prácticamente sin modificaciones hasta la desaparición de la escritura cuneiforme, tanto en Babilonia como en Asiria. En este dialecto está escrito el Código de Hammurabi. 1950 - 1530 a. C.
Medio-asirio: desde 1500 hasta 1000 a. C.
Medio-babilonio: desde 1530 hasta 1000 a. C.
Neo-asirio y Neobabilonio: desde 1000 hasta 600 a. C. aproximadamente.
Babilonio tardío: desde 600 a. C. hasta su desaparición como lengua viva.

Clasificación

Una de las cartas de Amarna con escritura cuneiforme grabada en una tablilla de arcilla.
El acadio, junto con el resto de las lenguas semíticas, pertenece a las lenguas afroasiáticas, familia que está ubicada en el Norte de África y Oriente Próximo.
El acadio, entre todas las demás lenguas semíticas, utiliza la preposición ina como locativo y ana como dativo-elativo. Muchas lenguas vecinas del noroeste, como el árabe y el arameo tienen en cambio bi/bə para locativo y li/lə para dativo. El origen de las preposiciones de lugar de la lengua acadia está sin aclarar.
A diferencia de la mayoría de los idiomas semitas, el acadio tiene solo la fricativa ḫ [x] y ha perdido tanto las consonantes glotales como las faríngeas fricativas, típicas en el resto de lenguas semitas. Las sibilantes del acadio eran por lo menos hasta la época antigua de Babilonia (ca. XIX a. C.) exclusivamente africadas.
El acadio se diferencia de los idiomas semíticos del noroeste y del sur por la posición típica de las palabras, que es Sujeto Objeto Verbo (SOV), mientras que en las otras ramas prevalece la forma Verbo Sujeto Objeto o Sujeto Verbo Objeto. Este orden se debe a la influencia del sumerio, que también tenía un orden SOV.

Fonología

En base a lo que se puede deducir de la ortografía cuneiforme, varios fonemas protosemitas se perdieron en acadio.
Consonantes
La oclusiva glotal protosemita *ʔ (ʔalef), así como las fricativas *ʕ (ʕayin), *h, *ḥ y *ġ se perdieron como consonantes, ya sea por cambio de sonido o por ortografía, y dieron lugar a la calidad vocal e no presente en el protosemita. La interdental y las fricativas laterales sordas (*ś, *ṣ́) se fundieron con las sibilantes como en los idiomas cananíes, con lo que quedaron 19 fonemas consonánticos:
b p d t ṭ š z s ṣ l g k q ḫ m n r w y




El texto hebreo más antiguo hallado hasta la fecha

Un equipo de arqueólogos de la Universidad Hebrea ha descubierto el texto hebreo más antiguo conocido, escrito en alfabeto protocananeo, en una ciudad antigua en el área donde David derrotó a Goliat, la ciudad judía más antigua encontrada hasta la fecha. Se piensa que el hallazgo de 3.000 años de antigüedad es el descubrimiento arqueológico más significativo en Israel desde el hallazgo de los Manuscritos del Mar Muerto, antecediéndolos en cerca de 1.000 años.

El ostracon (fragmento de cerámica con texto inscrito en tinta) tiene cinco líneas de texto divididas por líneas negras y mide 15 x 15 centímetros. Fue encontrado en el suelo, dentro de una edificación del siglo 10 a.C. cercana a la entrada de la ciudad del lugar, conocida como la Fortaleza de Elah, en Khirbet Qeiyafa.

Yosef Garfinkel, del Instituto de Arqueología en la Universidad Hebrea de Jerusalén, y Saar Ganur dirigen las excavaciones.


La datación mediante carbono 14 del material orgánico encontrado con el ostracon, realizada por la Universidad de Oxford, junto al análisis de la cerámica, sitúa a esta inscripción en tiempos del Rey David, hace alrededor de 3.000 años, antecediendo a los Manuscritos del Mar Muerto en aproximadamente un milenio.

A pesar de que todavía no se ha descifrado la inscripción, la interpretación inicial indica que el texto fue parte de una carta y que contiene las raíces de las palabras "juez", "esclavo" y "rey". Esto puede indicar que es un texto legal que podría proporcionar conocimientos sobre las creencias, la sociedad y la ley hebreas de aquella época. Los arqueólogos dicen que fue escrito claramente como un mensaje intencionado por un escriba debidamente entrenado.

Datando del siglo 10 a.C., la Fortaleza de Elah es la ciudad fortificada conocida más antigua del período bíblico en Israel. Las excavaciones comenzaron en el sitio en Junio de 2008.

Hasta la fecha, sólo ha sido excavado el 4 por ciento del yacimiento arqueológico, vislumbrándose para el futuro muchos más descubrimientos asombrosos en el 96 por ciento restante.

Informe sobre Los Persas


En menos de 70 años, desde el año 560 AC, los reyes aqueménidas de Persia unificaron todas las naciones dispersas del antiguo Oriente en un solo ente político. Esta zona de más de 4.000 km de amplitud (áreas sombreadas) abarca los altos montes de Elburz y Zagros, el fértil valle situado entre los ríos Tigris y Eufrates y las colinas ricas en metales de Asia Menor.
La hegemonía aqueménida llegó a su cumbre después del año 55 AC, bajo Darío I. El núcleo del Imperio fue formado por los primeros aqueménidas, los cuales, desde una base situada en la región denominada Persia, se extendieron hacia antiguos reinos tales como Media y Asiria. Ciro el Grande creó su verdadera estructura imperial, y extendió su control hacia todas las tierras entre Bactriana y Frigia. Su sucesor, Cambises II, absorbió Egipto, y después Darío empujó el dominio persa hacia sus límites. Al culminar su reinado se completo la Carretera Real, de 2.560 km de longitud, la cual comunicaba el centro imperial de Susa con Sardes, en Lidia, así como el canal que unía el Mediterráneo con el Mar Rojo. Herodoto, cronista griego, menciona 28 regiones que figuran en la historia de Persia; 20 de ellas fueron satrapías o estados sometidos. Se han identificado también 23 ciudades y sitios arqueológicos dentro del dominio aqueménida.


RESEÑA HISTÓRICA
A partir del año 559 antes de nuestra era, los persas necesitaron solamente unos treinta años para salir de la oscuridad y crear el primer imperio del mundo. Durante ese tiempo -menos de una generación- los restantes pueblos, de Grecia a Etiopía, de Libia a la India, llegaron a considerar al monarca del trono de Persia como único rey. Así, los persas fueron los primeros en realizar un antiguo sueño: esteblecerse en gran escala a través de todo el Próximo Oriente como una poderosa comunidad administrada bajo la misma lengua -en este caso, el arameo- y bajo una sola ley. El imperio resultante, más de tres millones de kilómetros cuadrados, estaba poblado por unos 10 millones de habitantes.


Los primeros que lograron esta asombrosa centralización del poder fueron los aqueménidas -importante familia persa-. Explotando sus excepcionales dotes de gobierno y dirección, dirigieron su recién unificado mundo hacia una era de mayor comercio y a un más alto nivel de vida, nunca experimentado antes por la humanidad. Durante unos 200 años, bajo la protección de los aqueménidas, tanto las mercancías, como la gente y las ideas, atravesaban las viejas fronteras con relativa facilidad y en este proceso fueron convirtiendo las grandes ciudades del Imperio, como Babilonia, en verdaderos centros cosmopolitas.

La conquista fue la vanguardia de la expansión persa, aunque a pesar de su destreza militar, los aqueménidas no hubiesen podido mantener su vasto y heterogéneo dominio sólo por la fuerza. Gran parte de la fuerza que sostenía su espada procedía de un sistema de comunicaciones sometido a continua expansión y mejora, una adecuada estructura de gobierno y, por encima de todo, una sorprendente tolerancia hacia las leyes y tradiciones de los pueblos conquistados. Esta indulgencia representó un importantísimo factor, tanto social como fisiológicamente, para asegurar la lealtad y obediencia de los conquistados. También en religión los persas fueron tolerantes. En los primeros tiempos de su historia imperial desarrollaron una fe nacional basada en un panteón encabezado por el dios Ahuramazda, quien, según ellos, era el creador del cielo, de la tierra y del hombre. Sin embardo, los persas no intentaron imponer sus creencias en otras partes: al contrario, mantenían las creencias religiosas de los pueblos conquistados, con la teoría genial de que de ese modo estos pueblos les devolverían el favor con cierto grado de apoyo.

La sagacidad política de los persas no tiene nada en común con su perfeccionamiento cultural. Sus ideales educativos fueron limitados: "Montar a caballo, tirar al arco y decir la verdad". La originalidad en las artes y las ciencias fue abandonada en gran parte a los demás; ellos quedaban complacidos con apropiarse de los mejores adornos de sus esclavos y reformarlos a su gusto.

El orgullo constituyó un elemento esencial del carácter de la antigua Persia: orgullo en su rey, en su tierra, en la simplicidad esencial con la que consideraban sus propias vidas. Tradicionalmente, jamás un persa rezó para su propio bien; sólo por su rey y su pueblo. Tanto el orgullo como las plegarias sirvieron mientras Persia contó con dirigentes fuertes. Sin embargo, mucho antes de su colapso final, hacia el año 330 antes de nuestra era, el Imperio había empezado ya a mostrar algunos de los problemas que afectan a las superpotencias más modernas, entre los cuales pueden citarse las violentas luchas internas, la corrupción y una incontenida inflación.

Los aqueménidas dejaron relativamente pocos datos escritos sobre sí mismos: algunas inscripciones en monumentos, así como ciertas tablillas escritas en elamita, arcaico lenguaje de la parte sudoccidental del Irán. Sin embargo, la información más importante se encuentra en las historias de los griegos, como es el caso de lo desarrollado por Herodoto sobre las Guerras Persas, o los capítulos de Tucídides, Jenofonte y Ctesias, autores que escribieron con cierta extensión sobre los persas.

De hecho, la relación existente entre Grecia y sus colonias del Norte de África y Asia Menor con la historia de Persia es realmente muy íntima, ya que durante el período de ascendencia persa la marea de la civilización griega subía con mucha rapidez. Los comerciantes griegos eran los más directos rivales de los persas -hecho que condujo a las guerras entre Persia y los estados griegos, de las que resultó finalmente la derrota del Imperio.

Los entendidos de todos esos registros históricos, deducen con cierta seguridad que los persas formaban parte de una tribu familiar conocida como iranios, los cuales eran miembros de un grupo todavía mayor designado con el nombre de arios, un variado conjunto de tribus nómadas cuya tierra original radicaba probablemente en las llanuras eurasiáticas de la parte sur de Rusia. Aproximadamente entre el año 2000 y el 1800 antes de nuestra era, los arios iniciaron su migración desplazándose algunos hacia el subcontinente indio, mientras otros orientaban sus pasos hacia el oeste a través del Irán y penetraban hasta la parte norte de Mesopotamia y Siria. Alrededor del año 1400 AC, un tercer grupo de arios -que incluiría a los persas-  se trasladó hacia el interior del Irán procedente del noroeste y desplazándose gradualmente hacia el oeste.

La meseta irania sobre la que se asentaron, y que Ciro ensalzó más tarde por las rigurosas condiciones de vida que imponía a sus habitantes, se halla dominada por un anillo de duras montañas, algunas de las cuales se alzan hasta más de 3.600 m, que rodean una depresión central de desiertos salinos -una de las regiones más secas y hostiles del globo-´. Solamente en los valles formados por los pliegues de las montañas o en las llanuras adyacentes de la meseta podían asentarse grupos importantes de gente. La tierra, extremadamente cálida en verano, y a veces brutalmente fría en invierno, apenas era adecuada para la ganadería.

Las tribus iranias, en su caminar hacia el oeste se abrieron paso a través de la meseta, ladeando los montes Elburz que forman su borde norte, y a continuación se desviaron hacia el sureste a lo largo de los montes Zagros, que separan la meseta de las fértiles llanuras abundantemente pobladas de Mesopotamia. En su avance, los iranios desplazaron o conquistaron a otras tribus indígenas, como los Guti y Lullubi, que habitaban los Zagros hacía siglos. Los recién llegados pugnaron entre sí por conseguir los mejores territorios, y, permanecieron en ellos por un tiempo para acabar desplazándose y regresar de nuevo. Las principales tribus que componían estas masas de emigrantes incluían no sólo a los persas, sino también a los medos, quienes se convirtieron en sus vecinos en la meseta irania, a la vez que constituyeron una parte vital de su historia, primero como gobernadores de los persas y más tarde como sus principales vasallos.

Al noreste de los Zagros, en las tierras que rodean el lago Van (Turquía) y el Urmia (Irán), se hallaba Urartu, un estado relativamente joven aunque vigoroso. Al sur de Urartu, y sobre los bordes occidentales de los montes Zagros, en lo que actualmente constituye el Irak, residía el imperio de los asirios. Más al sur todavía estaba Babilonia, cuya capital se había erigido en centro comercial de aquel mundo. Más abajo de Babilonia, al a cabeza del Golfo Pérsico se hallaba Elam, con su centro en Susa -una civilización de más de 2.000 años de antigüedad, antes brillante, pero entonces decadente-.

Hacia la segunda mitad del siglo VIII antes de nuestra era, los asirios, en aquel momento la fuerza dominante del Próximo Oriente, habían aniquilado la fuerte resistencia de Urartu, sometido a Babilonia, vencido a los pequeños reinos de Canaán y conquistado Egipto. Aproximadamente hacia el año 640 AC, el rey asirio Assurbanipal acabó violentamente con los restos del independiente Elam afirmando con cierta bravura que había "transformado la tierra en un lugar estéril", y volvió a Asiria no sólo con los cautivos y el ganado conquistados, sino también con los huesos de los reyes muertos del reino de Elam.

Las antiguas tierras elamitas colonizadas por los persas quedaban aparentemente demasiado remotas y eran demasiado pobres -como los mismo persas- para atraer las furias de los asirios, aunque de todos modos las luchas entre asirios y medos se hicieron cada vez más frecuentes hasta llegar a aparecer en los anales asirios, cada vez con mayor frecuencia, referencias a los "distantes medos" y "los poderosos medos del este", que acabaron siendo considerados en general como oponentes dignos de respeto. Los asirios quedaron impresionados al hallar medos no sólo en los montes Zagros sino en todos los puntos de la meseta hasta los que habían llegado en su caminar hacia el este. Los medos luchaban a caballo, y  de ellos aprendieron los asirios a servirse de la caballería.

Por su parte, los medos aprendieron de los asirios los fundamentos de la organización política. Para defenderse a sí mismas, las tribus medas se unieron bajo el dominio de un único rey y formaron un solo estado, aproximadamente por el año 670 antes de nuestra era. Mientras tanto, el poder de los asirios desminuyó durante los últimos años del siglo VII antes de nuestra era, debido, en parte, al continuo estado de guerra, que acabó con sus reservas humanas. Libres de esta presión, los medas iniciaron la consstrucción de su propio imperio, imponiendo su mandato sobre los persas, entre otros pueblos.

Ecbatana, la actual Hamadán, era la capital, construida sobre la ruta principal que iba desde la Media Luna Fértil de las llanuras mesopotámicas hasta Asia central, a través de la meseta irania. Según Herodoto, el rey de los medos habitaba en un palacio separado de sus vasallos por siete paredes concéntricas. Solamente los miembros de la familia real podían verle.

A medida que retrocedió la amenaza asiria, no fueron los medos los únicos que adquirieron mayor fuerza; una renaciente Babilonia se alió con ellos contra los asirios. En esta tarea los medos aparentemente llevaron el peso mayor de la lucha. Los ejércitos medo y babilonio atacaron Nínive, que después de tres batallas quedó "convertida en un montón de ruinas". El rey asirio y sus tropas escaparon pero fueron aniquilados el año 609 AC.

A fin de lograr la unión entre los aliados victoriosos, una princesa meda se desposó con el rey babilónico Nabucodonosor. Este construyó para su esposa los famosos jardines colgantes, tal vez para mitigar la nostalgia de ella por las colinas medas. Mientras tanto ambos pueblos se repartían las conquistas. Nabucodonosor se quedó con la zona sur del imperio asirio, mientras que Ciaxares condujo a su pueblo hacia al oeste, a través de Urartu, para reclamar su parte del botín en la meseta de Anatolia.

Allí los medos se enfrentaron a un enemigo mucho más poderoso que los asirios: los lidios, que habitaban en la zona occidental de Anatolia, a lo largo de la costa del Mar Egeo de la Turquía moderna. Resistiendo la invasión de Ciaxares, los lidios consiguieron detener a los conquistadores de Asiria en seis difíciles campañas hasta el momento en que, al parecer, los dioses intervinieron; ello acaecó durante una batalla que los astrónomos han podido fechar exactamente como el día 28 de mayo del año 585 AC, en el que "el día se convirtió bruscamente en noche". Herodoto, que registró el fenómeno -de hecho, un eclipse solar-, observó que este acontecimiento puso tan nerviosos a ambos contendientes que rápidamente hicieron la paz.

Durante las tres décadas siguientes la zona experimentó un raro período de estabilidad, manteniéndose un equilibrio básico de poder entre los medos, Babilonia y Lidia. En retrospectiva, este pacífico intermedio puede considerarse como necesario antes del acto principal: el ascenso al poder de los persas. Dicha fuerza, en su desarrollo, acabaría por engullir a medos, lidios y babilonios y de rechazo incluso a los poderosos egipcios.

Alrededor del año 575 AC la esposa de un rey persa denominado Cambises, vasallo de los medos, dio a luz un hijo que recibió el nombre de Kurush, o Ciro según la designación griega, el cual había de convertirse en Ciro II, aunque el mundo le conoce más como Ciro el Grande, arquitecto y fundador del Imperio persa.

Según datos fidedignos de Herodoto, Ciro II llevaba sangre meda; el historiador afirma que su abuelo era el rey medo Astiages, quien había desposado a su hija Mandane  con su vasallo persa Cambises, en lugar de on uno de sus propios y estimados medos. La razón que le impulsó a realizar esta boda de rango inferior para su hija se halla en un sueño del propio Astiages, según el cual Mandane había expresado una profunda aversión hacia él y su reinado.

Conforme al relato de Herodoto, los dioses continuaron alarmando a Astiages con sueños semejantes, y por ello, cuando Mandane dio a luz a Ciro, el real abuelo decidió que el recién nacido fuera asesinado. A este fin, ordenó a Harpagus, uno de sus oficiales, que llevase a cabo la sentencia. Sin ambargo, Harpagus no tuvo ánimos de cumplir esta orden y, en su lugar, lo escondió con unos pastores de la montaña, quienes aceptaron educar a Ciro hasta hacerle un hombre. Cuando Astiages descubrió esta desobediencia, hizo decapitar al propio hijo de Harpagus y sirvió la cabeza, durante un banquete, al padre insubordinado. Años más tarde, después de haber esperado pacientemente su venganza, Harpagus convenció a Ciro a encabezar la rebelión de los persas y a levantar al ejército de los medos contra su rey.

Ciro II asumió el trono de Anshan en el año 559 AC y a continuación se convirtió en el rey de todos los persas, subyugando a la otra rama de los aqueménidas. Al mismo tiempo empezó pronto a dar señales de independencia de su soberano medo Astiages. El proceso, en su totalidad, no llevó más de diez años.

Los persas adquirieron muchas cosas valiosas de los medos: sus dominios, su ejército bien organizado, así como gran parte de su concepto de reinado, que daba énfasis a los rituales y protocolos reales. También heredaron la vieja rivalidad de los medos con Lidia.

En el año 540 AC, en su 19º año como rey de los Persas, Ciro lanzó su campaña contra Babilonia. Luego de su triunfo los persas adquirieron así mucho más que el principal centro comercial del mundo y las tierras agrícolas inmensamente productivas de la Mesopotamia. Entre estos dominios se encontraba Fenicia, cuya flota había de resultar la mejor conquista, ya que, con las naves y marinos de Fenicia a su disposición los persas se convirtieron en una gran potencia marítima.

Esta consolidación del Imperio persa despertó en Ciro nuevas ambiciones y empezó los preparativos para nuevas conquistas. Al cabo de un año liberó a los israelitas cautivos en Babilonia, que habían sido llevados allí el año 589 AC, les devolvió sus tesoros de oro y plata expoliados de su templo de Jerusalén y devolvió 40.000 de ellos a su hogar. Aunque este gesto magnánimo concordaba perfectamente con su política de justicia y libertad religiosa para sus vasallos, le aseguró también la gratitud y lealtad del pueblo cananeo, y Canaán controlaba la ruta terrestre que conducía a la última gran nación que todavía quedaba fuera del Imperio persa: el viejo y opulento Egipto.

Sin embargo, Ciro nunca llegó a Egipto, yq que con la conquista de Babilonia, el área, población y poder del Imperio persa habían alcanzado unas proporciones tan gigantescas que el monarca debió dedicarse durante algún tiempo a estructurar su propio aparato de gobierno a fin de organizar los inmensos territorios bajo su dominio. Cuando finalmente podía haber tenido algún tiempo para planear la campaña egipcia, llegaron noticias sobre problemas en el este. Allí los nómadas dirigidos por la reina Tomiris estaban poniendo en peligro sus provincias fronterizas, por lo que Ciro ordenó tomar medidas y personalmente dirigió la expedición.

Según costumbre, persiguió al enemigo en su propio territorio, en donde el año 530 AC las feroces tribus se unieron y dieron una batalla, que, según Herodoto, resultó "la más violenta de las habidas hasta entonces". En ella perecieron la mayoría de los persas, y también Ciro, cuyo cuerpo fue transportado luego a Pasargada y colocado en la tumba real que él mismo había diseñado.

Tras la muerte de Ciro, el dilatado reino entró en un período caótico. Su hijo Cambises II heredó el trono y gobernó siguiendo la política de Ciro de mantener altos dignatarios babilónicos en sus oficinas, aunque contrariamente a su padre, se había distinguido en su trato con persas y extraños por un notable despotismo. No obstante, prosiguió con éxito los planes de su padre para la conquista de Egipto; en una rápida campaña militar de cerca de un año, derrotó al ejército egipcio.

Pero poco tiempo después, llamado de nuevo a Persia a fin de enfrentarse a una crisis política -un usurpador había ocupado su trono-,  Cambises falleció. y sobrevinieron años de luchas conflictivas por el trono persa que casi acabaron con el gran Imperio, hasta la llegada de Darío, uno de los oficiales de Cambises en Egipto y primo lejano suyo.

El carisma de Darío fue de la misma clase que el de Ciro. Durante la campaña egipcia dirigida por Cambises, Darío había actuado como comandante de un cuerpo escogido del ejército denominado de los Diez Mil Inmortales, puesto que cuando algunos hombres morían o quedaban imposibilitados eran sustituidos inmediatamente, de forma que el número de dicho cuerpo nunca bajaba de diez mil. Estas tropas siguieron ciegamente a Darío durante el período de las rebeliones.

Era un hombre relativamente modesto. Las cualidades de las que se vanagloriaba eran simples: "Soy amigo del bien y enemigo del mal. No tengo un temperamento agitado y cuando me enfado mantengo firmemente el control gracias a mi poder de concentración. Soy un buen luchador".

Como descendiente espiritual de Ciro, Darío prosiguió la conquista, conduciendo a su ejército nuevamente a las puertas de la India, donde un cuarto de siglo antes Ciro se había contentado con fijar los límites orientales de su Imperio. Sin embargo, Darío deseaba la totalidad de la India occidental hasta llegar al río Indo y lo consiguió. La nueva provincia, Hindush, donde los arroyos bajaban repletos de arenas de oro, se convirtió en la fuente de riqueza más importante del Imperio.

La siguiente campaña emprendida por Darío se caracterizó también por motivos económicos de largo alcance, ya que implicaba la disminución del poder del estado griego como rival en el comercio mediterráneo. Según el estilo propio de Darío, se dedicó a planificar aquella conquista a escala monumental, reuniendo para ello centenares de ingenieros y constructores de barcos, así como un enorme ejército, estimado en 70.000. El objetivo radicaba en lograr la sumisión de los guerreros getai de Tracia y de los nómadas escintios que habitaban la zona comprendida entre los ríos Danubio y Don. Con esta empresa esperaba cortar el tráfico de suministro de grano y madera para la construcción de navíos que tenía su origen en el interior de los Balcanes y que era esencial para la prosperidad de la Grecia europea.

Avanzó a través de Tracia con poca resistencia. Habiendo alcanzado un lugar adecuado sobre el Danubio, el ejército imperial cruzó el río y deambuló sin rumbo por las estepas durante dos meses, sin lograr atraer a los escintios a una batalla decisiva y sin poder encontrar provisiones, ya que éstos prendían fuego a sus propios campos y graneros en su retirada. Según Herodoto, los persas llegaron a tal estado de desesperación que abandonaron a sus enfermos y heridos antes de emprender el regreso al puente del Danubio, donde llegaron justo a tiempo ya que los aliados de Jonia, habiendo perdido la esperanza del éxito de la expedición, estaban a punto de retirar sus barcos.

Darío regresó a sus dominios, pero dejó tras de sí un ejército que completó la conquista de Tracia y de Macedonia. Ya Rey de Reyes, emperador de Asia y de África, podía considerarse una importante fuerza en Europa. Con ello había conseguido cumplir su sueño rescatando el Imperio de la desintegración y elevándolo al dominio del mundo civilizado.

Un factor esencial en el desarrollo del pueblo persa se vincula con la construcción de su aparato administrativo, particularmente por Darío.

El Imperio derivaba su energía fundamental de la autoridad del propio rey. Dicha autoridad, aunque puesta en peligro varias veces por la rebelión de algunos súbditos, por los propios métodos fortuitos se sucesión o las intrigas entre los miembros de la corte, fue cuidadosamente mantenida bajo el divino patrocinio del dios supremo Ahuramazda, al a vez que él descansaba en un inmutable cuerpo de leyes basado en precedentes y -en último término- en la palabra indiscutible del rey.

La autoridad real se ejercía a través de un complejo sistema de gobierno: una burocracia dirigida por los nobles persas; un cuerpo de escribas que mantenían los registros; un tesoro que recaudaba los ingresos y se encargaba de los gastos, particularmente para programas de edificación patrocinados por el estado, así como una buena red de comunicaciones. Finalmente, los persas recogieran los frutos del Imperio procedentes de alejadas satrapías y colonias conquistadas mediante una buena organización naval y militar móvil y bien entrenada.

La casa real incluía muchos servidores personales, muchas veces de alta alcurnia, y aunque la mayoría procedían de familias persas o medas, algunos extranjeros hallaron también lugar en el favor regio. Los privilegios del rey incluían un harén real, que formaba una comunidad importante e incluía a las mismas esposas del rey. Darío tuvo cuatro, y los demás monarcas probablemente muchas más -sus concubinas, eran seleccionadas de entre las mujeres más atractivas del reino-. Posiblemente habitaban también en la casa real la reina madre, las hermanas no casadas del rey, una multitud de descendientes reales entre los que se incluía el príncipe heredero, y un contingente de eunucos. Según costumbre de aquella época, los servidores del harén seleccionados entre los pueblos persas, eran castrados antes de ser colocados en lugares de responsabilidad personal para la familia real. En años posteriores el harén fue adquiriendo progresivamente una peligrosa influencia política, transformándose en un centro de conspiraciones e intrigas.

El mantenimiento de la autoridad real implicaba un alto grado ceremonial incluso en la conducta de los asuntos diarios; siempre se procuraba guardar rígidamente el protocolo. Una aspecto importante de este protocolo descasaba en la suposición del origen divino del poder real. Los monarcas persas adoptaron probablemente este concepto de los primeros reyes mesopotámicos, quienes creían que sus reinos estaban apoyados por dioses protectores.

Este supuesta delegación de poder divino al rey constituía el meollo moral de la prerrogativa real absoluta de hacer y administrar la ley. Sin embargo, el dirigente quedaba ligado por la tradición, que le obligaba a consultar con sus altos oficiales y con otros nobles antes de llegar a decisiones cruciales. Los jueces no eran propensos a distorsionar la ley, pero a la vez se mostraban igualmente incapaces de adoptar una decisión desagradable para el rey, y en algunos casos, cuando se veían constreñidos por una justificación que no podía ajustarse estrictamente a la letra de la ley, emitían un veredicto ambiguo dejando que el soberano lo interpretase.

Aunque la ley pudiera ser más flexible al ser aplicada a quienes ocupaban el trono, por lo demás era inmutable e irrevocable. Los propios reyes apoyaban un fuerte y respetado mecanismo legal, ya que -al igual que el comercio se basa en la confianza entre el comprador y el vendedor- la ley constituía algo esencial para el comercio de los persas y para su agricultura a gran escala. Los duros castigos incluían comúnmente la mutilación, el empalamiento y la crucifixión, y no existían penas más graves que las que se imponían a los magistrados en desgracias.

Para poder transmitir a los jueces las nuevas leyes y regulaciones decretadas por la corte del rey, el soberano y sus consejeros contaban con toda seguridad con el servicio de uno o más escribas. Puesto que el conocimiento de las letras era muy poco frecuente en Persia, los escribas podían considerarse como una parte de los funcionarios de mayor importancia al servicio del rey. La lengua hablada con mayor frecuencia en la corte real era el antiguo persa, aunque la lengua para las transcripciones, los negocios y la diplomacia era el arameo.

Los principales problemas de las operaciones diarias caían sobre una jerarquía de burócratas, dirigidos, a partir de Darío en adelante, por un pequeño grupo de nobles persas. También, a partir de este monarca, se instituyó como institución a las Siete Familias, correspondiente a las casas más distinguidas de Persia, conformando el círculo interno de la corte .

Inmediatamente por debajo de los miembros de las Siete Familias existía otra categoría especial de terratenientes hereditarios, entre ellos los oficiales militares de alto rango, los sacerdotes principales y los oficiales del gobierno -hombres que supervisaban el tesoro imperial, hacían cumplir la ley real, o realizaban otras políticas administrativas relacionadas con el comercio, la irrigación y la agricultura-.

Los sátrapas, aunque raras veces formaban parte de la corte, eran tan importantes para el sistema como la aristocracia real, y la mayoría de ellos fueron seleccionados, durante y después del reinado de Darío, entre las filas de las Siete Familias como parte de un consciente programa de persianización de las provincias.

Los nobles persas que ocupaban los puestos superiores dentro y fuera de la corte se hallaban ligados al rey por un tipo de contrato feudal. Los beneficiarios de la magnanimidad real, en forma de tierras y otros regales, estaban obligados a rendir una firme lealtad personal al soberano y a hacer el servicio militar como oficiales; también debían aportar tropas en número proporcionado a la cantidad de tierra que poseían. Los hombres ligados de esta manera al rey eran identificados por el cinturón de cuero con que llevaban ceñido el cuerpo, y cualquier fallo en cumplir el contrato real significaba el corte de su cinturón y posiblemente la muerte.

Existía una tendencia a desplazar la corte a través de la extensa geografía de los dominios persas, a fin -entre otras cosas- de escaparle a las inclemencias climáticas. Para ello resultaba necesario adoptar un rápido y seguro sistema de comunicación. Como suprema prioridad para Darío, se creó un servicio real para todo el Imperio. Los mensajes cruzados entre Darío y sus gobernadores, eran transportados por jinetes de relevos con caballos especialmente preparados para correr. Para mensajes cortos que exigían una rápida respuesta, tales como noticias relacionadas con algún levantamiento local, los persas montaron un sistema postal complementado por señales que podían ser transmitidas incluso más rápidamente a lo largo de cadenas de torres situadas en las colinas. Probablemente los mensajes eran trasmitidos en un código óptico análogo al sistema Morse moderno.

Aunque los sátrapas alcanzaban a administrar una gran cuota de poder, no por ello estaban exentos del control de las guarniciones militares distribuidas por todo el Imperio. Nominalmente el sátrapa era el comandante militar supremo de su zona, y en tiempo de guerra las tropas de la guarnición podían quedar incorporadas en una fuerza bajo su mando. Sin embargo, por lo general los comandantes de la guarnición eran directamente responsables ante el propio rey, a través de una cadena diferente de órdenes que pasaban por algo al gobernador provincial. De este modo, cualquier sátrapa o posible insurgente, con la idea de evadirse del dominio e impuestos persas, no tenía más que dirigir la vista la guarnición local, compuesta por duros y disciplinados soldados, para reconsiderar el asunto.

Además del entrenamiento militar general, los hijos de las principales familias persas recibían una adecuada preparación para sus futuros cargos de sátrapas, jueces y oficiales reales, lo cual incluía el aprendizaje de la historia heroica de sus antepasados, conocimiento de cómo funcionaba la corte y la ley real e instrucción en las creencias y prácticas de la religión real. El núcleo profesional del ejército era el de los famosos Diez Mil Inmortales, los cuales componían la elite de la guardia personal del rey.

En el plano espiritual, la profundidad de su devoción religiosa, coloca a los persas junto a los pueblos más creyentes que en el mundo han sido. Al igual que la cristiandad y el islam, el zoroastrismo fue revolucionario en sus inicios, y al igual que ambas religiones, fue fundado por un hombre Zarathustra, más conocido en el mundo occidental como Zoroastro, versión griega de su nombre. Era un monoteísmo casi puro centrado alrededor de un ser supremo que recibía el nombre de Ahuramazda, quien -según Zoroastro- creó al hombre, la luz y la oscuridad, así como todo lo demás, tanto material como espiritual. Entre las más importantes cosas creadas por la suprema deidad, había dos fuerzas opuestas. Una, que representaba la Verdad, se denominaba Spenta Mainyu, el Espíritu Santo. La otra, Angra Mainyu, el Espíritu Destructivo, representaba la Mentira. Ambas fuerzas ejercen constantemente un influjo sobre los hombres, cuya responsabilidad moral reside en la selección entre ambas. El gran dios juzgaría al hombre después de la muerte: si éste había escogido el bien, recibiría una vida eterna de facilidades y prosperidad; mientras que si había elegido el mal, recibiría un tormento eterno.

Aunque es posible delinear las creencias y rituales de la religión de Zoroastro, su evolución es más difícil de trazar al no disponer de respuestas firmes en relación a cómo llegó este credo a los persas, y cuándo y por qué sufrió modificaciones tras su adopción por los reyes aqueménidas. Ya en tiempos de Artajerjes I, sucesor de Jerjes, el zoroastrismo no constituía la fe pura predicada por Zoroastro. Aproximadamente hacia el año 441 AC el núcleo monoteístico de la religión había experimentado una relativa atrofia con Ahuramazda equiparado con dioses que no habían tenido ninguna conexión real en el pensamiento de Zoroastro.

Mithra puede ser considerado el más significativo de todos los antiguos dioses iraníes que alcanzaron preeminencia en la naciente religión híbrida. Considerado antes como el principal guardián de la santidad contractual, Mithra se convirtió en un dios casi tan importante como el propio Ahuramazda.

EL ECLIPSE

Cuando Jerjes heredó el Imperio persa en el año 486 AC, la gracia de Ahuramazda parecía no conocer límites y el futuro de los aqueménidas era desde luego brillante. A los 35 años, el príncipe heredero había recibido el manto y los títulos de realeza como justo heredero de Darío el Grande, que había vivido con honor y fallecido de muerte natural.

Según parece Jerjes había de ser el último Gran Rey en subir al trono bajo tales auspicios. tras su reinado de 22 años, la falta de previsión de sus predecesores en relación con el problema de la sucesión influyó gravemente sobre la monarquía. En total fueron seis los aqueménidas que sucedieron a Jerjes, y la ascensión de cada uno de ellos estuvo marcada por la intriga y el derramamiento de sangre.

Mientras se iban acumulando los problemas internos de los aqueménidas, crecían también las confrontaciones con los griegos, cuyo poder se había multiplicado notablemente desde que Ciro el Grande, al principio de sus campañas imperiales, había aplastado a Creso de Lidia. A Ciro le había sido fácil recobrar los vecinos estados colonizados por los griegos del Asia Menor, uno a uno, sin que ello despertase ninguna protesta de sus hermanos de la Grecia europea. Sin embargo, cuando Darío, en el año 513, lanzó su expedición de castigo contra los escitas, se vio obligado a atravesar primero el mundo griego. La mayor parte de las ciudades-estado de Grecia se sometieron pacíficamente a la invasión, aunque Atenas y Eretria esperaron su revancha, y en el año 499 AC proporcionaron hombres y navíos a las humilladas ciudades jónicas cuando éstas se rebelaron contra Persia. Dicha ayuda no sirvió de nada, ya que los jonios no consiguieron infligir daño alguno a Persia, más allá del incendio de la capital de la satrapía de Sardes. Sin embargo, tanto este episodio, como los castigos resultantes impuestos por Darío, tendrían una gran preponderancia en lo que respecta a las causas por las cuales se iniciarían las Guerras Médicas con una duración de 50 años.

Para vengar el incendio de Sardes, Darío preparó un asalto por mar de la propia Grecia. Mientras reunía las tropas y equipaba los navíos, envió mensajeros a Grecia de ciudad en ciudad para pedir la sumisión voluntaria. Algunas sucumbieron a la presión, pero Esparta, Atenas y Eretria se negaron y Esparta y Atenas formaron una alianza contra la amenaza persa, que probablemente el Gran Rey tomó en bromo.

En el verano del año 490 AC un ejército de 25.000 hombres, transportados por 600 navíos, invadió Grecia con la intención de concentrar su ataque en las ciudades que se habían negado a someterse. Traicionada desde dentro por simpatizantes persas, Eretria fue conquistada en seis días. Luego la flota persa entró en la bahía de Maratón y el ejército se dispuso a marchar sobre Atenas. Los atenienses no tenían otra elección que atacar a las fuerzas persas antes de que éstas pudiesen rodear la ciudad y aislarlos de sus aliados espartanos. El 12 de agosto del año 490 AC, la infantería griega presentó batalla en Maratón. El asalto hizo retroceder a los invasores hasta sus navíos, y sin dudar, los griegos les siguieron; penetraron en el agua y afianzaron los cables de las áncoras de los navíos a fin de evitar que pudiesen escapar. De esta forma capturaron siete barcos. Al día siguiente los persas intentaron un segundo ataque, pero sin éxito; sólo para acabar descubriendo que los incansables moradores de Atenas se estaban preparando para repetir la hazaña del día anterior. Desmoralizada, la expedición persa, reducido su número en 6.400 bajas, emprendió regreso hacia la seguridad del territorio imperial.

Cuando Darío falleció, a la edad de 64 años, llevaba en el trono 36. En aquel histórico momento para Persia, el príncipe heredero, Jerjes, recibió una tarea titánica. Volviendo su espalda durante varios años a los problemas relacionados con el nuevo poderío, Jerjes centró todo el peso de sus ejércitos imperiales sobre la rebelión de los egipcios, así como contra otra en Babilonia en el año 482 AC.

Jerjes actuó vigorosamente, castigando con dureza a las dos satrapías por su insurrección. Ambas perdieron la condición privilegiada de que habían disfrutado como civilizaciones imperiales en su propio derecho. En lugar de tolerancia y grado adecuado de autonomía local, Jerjes utilizó a partir de entonces la fuerza bruta como instrumento de dominio de dichas regiones. Cuando Jerjes hubo terminado con estos problemas, consideró apropiado utilizar estos mismos métodos sobre los griegos. Según los historiadores modernos se cree que las fuerzas persas se aproximaban a 200.000 soldados y 1.200 navíos, lo que constituyó un fuerte esfuerzo de preparación bien aprovechado por los griegos. Esparta pudo formar una coalición griega con treinta estados que acordaron dejar a un lado sus propias hostilidades mientras durase la crisis, desplegando dos fuerzas coordinadas: una, terrestre, al mando de Leónidas; la otra marítima, al mando de Euribíades. Con sumo profesionalismo, los griegos seleccionaron un campo de batalla favorable, en las Termópilas, un estrecho paso costero.

Pese a un número muy reducido de defensores griegos -7.000 efetivos- el estrecho -de 150 metros de ancho- hizo posible que el número propio de los atacantes importara poco, sumado a la resistencia tenaz de los griegos. En sucesivos intentos, que incluyeron el despliegue de los Inmortales, Jerjes ordenó la retirada de los maltrechos medos.

Como consecuencia de la delación de un traidor griego, los persas supieron de un camino alternativo y poco conocido que les habría de permitir rodear, a través de la montaña, la posición griega y tomarla por la retaguardia. Leónidas se dio cuenta del seguro cerco, y ordenó la retirada de la mayor parte de sus tropas en dirección al istmo de Corinto, permaneciendo al frente de 300 espartanos que sacrificaron sus vidas con el objeto de retrasar a Jerjes. Una vez barrida la oposición, Jerjes avanzó hacia Atenas, que por órdenes de Temístocles, jefe militar de Atenas, había sido abandonada, a excepción de una efímera resistencia rápidamente abatida. Los persas saquearon Atenas, quemando los edificios de la Acrópolis.

Pero la algarabía persa duraría muy poco. Mientras los ejércitos persas se concentraban en tierra, la flota imperial se aproximó a la flota griega, que se había retirado junto a la isla de Salamina, para defender a los moradores de Atenas que habían buscado refugio en ella, y separada de la costa por un estrecho de reducidas dimensiones, donde precisamente se hallaba la flota griega.

Luego de bloquear ambos extremos del estrecho, y con Jerjes confiado en una segura victoria, penetraron para atacar. Sin embargo, la estrechez del paso entre la tierra y la isla creó una grave desventaja para los persas. Los aliados persas eran tantos en número que a cada momento se interceptaban entre sí; sin embargo los griegos se movían ordenadamente, lanzando sus sólidos navíos contra los barcos enemigos. El desconcierto acabó en una derrota. Los barcos persas suficientemente afortunados pudieron escapar, apresurándose a huir hacia Felerón, donde atracaron bajo la protección de las fuerzas terrestres persas. Los griegos, por su parte, arrastraron sus navíos inutilizados hasta Salamina y, convencidos del regreso persa, se prepararon para una nueva lucha. Pero ello no ocurrió, ya que Jerjes temía que los victoriosos griegos navegasen hasta el Helesponto y destruyesen sus puentes, cortándole su retirada.

El significado de la derrota persa a largo plazo no fue comprendido bien por los aqueménidas. Jerjes todavía podía consolarse a sí mismo pensando que su reino seguía siendo la mayor potencia del mundo. En términos territoriales, la pérdida de Grecia podía considerarse despreciable, por lo que el Gran Rey, entonces en el séptimo año de su reinado, reanudó complacido la dirección de sus asuntos relacionados con la marcha del Imperio. A partir de entonces, Jerjes mostraría poco interés en planes ambiciosos, recluyéndose en sus palacios. Pero su reinado finalizaría abruptamente. A causa de las intrigas del comandante de la guardia de palacio y del chambelán real, Jerjes moriría asesinado en su lecho, en el año 465 AC.  A partir de aquel año, los destinos de Persia serían depositados en manos de una serie de reyes que combinarían los defectos propios de la envidia, con la ineptitud política y militar.

En los reinados de Artajerjes I, Darío II, y Artajerjes II la crueldad más feroz contribuiría a acelerar la decadencia. Aunque con Artajerjes III el declive de Persia parecía finalizar, la muerte por envenenamiento de éste -en manos del eunuco Bagoas- sellaría cualquier posibilidad de resurgimiento del perdido vigor del Imperio. En el año 336 AC, Darío III iniciaría su reinado luego de dar muerte a Bagoas. Sin embargo, el gran sistema imperial desarrollado por el primer Darío se hallaba erosionado por la corrupción y la mala administración, por lo cual Persia ofrecía una oportunidad para la invasión griega a gran escala. En el año 336 AC, un joven de 20 años llamado Alejandro de Macedonia prepararía un ejército para clavar lanza en el suelo de Asia.

Fuente: http://www.escolares.com.ar/historia/los-persas.html

Chin Shi Huang-Di, Supremo legislador.


Luego de que la Dinastía Zhou se desmoronó, siete estados separados lucharon unos contra otros para controlar China. Finalmente el estado de Qin resultó victorioso, y estableció un imperio fuertemente autoritario. El emperador Qin Shi Huang (imagen) abolió los estados y conformó un gobierno central fuerte, que practicaba una autoridad despiadada, una administración eficiente y un código legal estricto.

Un poco de HISTORIA: Las tribus guerreras Qin del oeste empezaron a conquistar a sus vecinos en el año 350 a.C. En 221 a.C. ya habian creado el imperio del que China ha tomado su nombre.

El rey Zheng de Qin (pronunciado «chin») unió gran parte de China en sólo diez años, dando por finalizado el período llamado de los Reinos Combatientes. Zheng cambió su nombre por el de Shi Huangdi o Qin Shi Huang (que significa «primer emperador») y fundó la primera dinastía imperial de China.

Hablemos de LA CHINA IMPERIAL Shi Huangdi reorganizó el Gobierno a fin de controlarlo absolutamente todo. Normalizó los pesos y medidas, la escritura china e incluso el ancho de las ruedas de los carros; promulgó las leyes e instituciones de la dinastía Qin e introdujo una única moneda. Fue un modernizador despiadado:abolió los poderes de la aristocracia feudal y envió a sus administradores para que gobernaran las regiones. Construyó caminos y canales, y mejoró la agricultura introduciendo la irrigación y planes de drenaje.

Para proteger a China de los ataques de los bárbaros, Shi Huangdi comenzó la construcción de la Gran Muralla, buena parte de la cual sigue existiendo hoy. Estableció tradiciones imperiales que permanecieron casi inamovibles a través de diferentes períodos dinásticos durante unos dos mil años. Shi Huangdi destruyó muchas obras literarias, incluyendo las de Confucio, y llegó incluso a ejecutar a cuatrocientos eruditos con el fin de asegurar la modernización.




Un Supremo Legislador

Su nombre completo era Chin Shi Huang-Di, un nombre que otorgó a un país que ha existido durante más de 2.000 años. Con el paso de los siglos, "Chin" evolucionó hasta convertirse en "China".

En solitario unificó China, liderando a diez veces más súbditos que los faraones de Egipto.

Gobernó entre los años 246 y 210 aC, doscientos años antes del nacimiento de Cristo.

Necesitó menos de 40 años para completar su imperio. Un imperio que perduró 1.000 años más que el romano.

Se convirtió en el líder de un imperio de miles y miles de kilómetros, con una población estimada de 30 millones.

Levantó la Gran Muralla China en un vasto proyecto que se encargó de unificar construcciones ya existentes, con el objetivo de crear una única y enorme muralla de más de 5.000 kilómetros de largo. En el momento cumbre de la construcción, más de 700.000 personas fueron esclavizadas para conseguir su propósito.

Sus arqueros portaban una ballesta equivalente a un fusil soviético AK47, cuyas partes se producían en masa y eran intercambiables.

Un Líder Obsesivo:

* El emperador estaba obsesionado con la inmortalidad y tomaba mercurio para prolongar su vida, aunque ello lo condujo a la locura y probablemente aceleró su muerte.

* Después de haber sobrevivido a varios intentos de asesinato, nunca dormía en la misma cama más de dos veces.

* Un general que se había rebelado en su contra, aceptó cortar su propia cabeza para ser presentada ante el emperador y así aprovechar la oportunidad para asesinarlo.

* Más de 500.000 soldados del reino de Chu murieron en el frente de batalla cuando se atrevieron a enfrentar al ejército del emperador.

* Era un enemigo acérrimo del Confucionismo, reemplazándolo con una rígida filosofía legalista. Cuatrocientos sesenta eruditos confucianos fueron enterrados vivos después de desafiar su régimen.

* Ordenó una de las primeras quemas de libros de la historia, haciendo desaparecer prácticamente todos los escritos de su imperio.

Sobre EL MANDATO DEL CIELO: Shi Huangdi era un guerrero que empleaba la caballería en lugar de carros. Estaba acostumbrado a ser obedecido, y algunas de sus acciones le hicieron muy impopular. Sin embargo, exigía respeto y conseguía resultados, y se sirvió de su poder para realizar los cambios con toda rapidez y para unir toda China. A pesar de su tiranía, el emperador obedecía ciertos principios morales. Creía que los dioses le habían otorgado el «mandato del cielo», y que debía ganarse su apoyo gobernando bien. Este principio también implicaba que el emperador podía ser depuesto si gobernaba mal el país.

La vida era muy animada en una típica ciudad de la época Qin, con varios miles de habitantes y un mercado, numerosos edificios y sólidas defensas. Los antiguos chinos eran grandes inventores.

En el siglo a.C. idearon la carretilla, que usaban par transportar tanto persona como mercancías. Europa adoptó mil años después.

EL LEGADO QIN: Shi Huangdi murió en el año 210 a.C. Cuatro años después, la dinastía Qin fue derrocada debido a que los cambios y leyes que había promulgado el emperador eran excesivos. Aunque estalló una guerra civil, la idea de un imperio unido permanecía en mente de todos. Un hombre del pueblo, llamado Liu Bang, que había sido funcionario Qin, fundó una nueva dinastía y, como resultado, se ganó el apoyo popular. La dinastía Han iba a gobernar durante cuatrocientos años sobre las bases que había establecido Shi Huangdi.

Shi Huangdi utilizó enormes cantidades de trabajadores forzados para levantar la Gran Muralla. Tenía 2.250 km de largo y se construyó con tierra y escombros. La piedra, los ladrillos y el cemento se añadieron después. La escala de esta operación muestra lo importante que era para los chinos librarse de las incursiones de las tribus del norte. Estas tribus se aprovechaban de la seguridad y prosperidad chinas, y China sufrió grandes pérdidas antes de que se construyera la muralla y se venciera a los asaltantes.

 La tumba de Shi Huangdi albergaba su cuerpo y sus posesiones para que las pudiera usar en el más allá. También contenía siete mil soldados de terracota gigantes. Las caras de las figuras eran muy realistas y quizá representaban el auténtico rostro de un soldado determinado.

Los chinos creen en la vida después de la muerte y, este ejército, fue creado para el Emperador Qin después de su deceso. Cuando fue descubierto en 1974 , el ejército estaba dispuesto en una formación completa de batalla, e incluía infantería parada, arqueros arrodillados y aurigas con caballos.

FECHAS CLAVES:

—350 Qín se convierte en un estaçlo militarista.

—315 Qin se convierte en el estado líder de China.

—256 Oin anexa el estado de Zhou (Luoyang).

—230 Por primera vez la dinastía fin une el país en un imperio.

—214 Para proteger China de las incursiones de los nómadas, se comienza a construir la Gran Muralla

—212 Huangdi quema todos los documentos históricos, se prohíben los libros y se normaliza la escritura china.

—209 a  —202 Guerra civil entre caudillos locales.

—202 Liu Bang funda ¡a dinastía Han (que durará hasta el año 9 d.C.).

Fuente Consultada: Gran Enciclopedia de la Historia, fuente la de nota: http://www.portalplanetasedna.com.ar/dinastia_qin.htm


El antiguo Egipto y su ley


En el Antiguo Egipto, la ley emanaba directamente del rey. Era un derecho de situación, pero también existieron unas primeras normas legales, que según Diodoro de Sicilia, estaban emanadas directamente del dios Toth.

Las ordenanzas del faraón son de carácter corrector de una situación que era anómala.
Se realizaban publicaciones de estelas y/o papiros y también algunos autores posteriores a la época nos han informado sobre la ley en la época faraónica.
En el Antiguo Egipto la justicia no era un privilegio de los que tenían más dinero y poder, sino que era también un derecho de los más humildes, los egipcios de la antigüedad eran muy celosos de la labor de los funcionario.

Sobre los escritos en estelas tenemos cuatro importantes:

- El decreto de HOREMHEB
- El de NORI de Seti I
- Los decretos de COPTOS
- El decreto de NEFERIRKARE KAKAI
(abajo veremos las fuentes legales con mayor detenimiento)



La Justicia, en el Antiguo Egipto, estaba bajo la advocación de Maat, que representaba el orden cósmico que hacía posible la vida. Es por ello que tanto el chaty, magistrado supremo, como el resto de magistrados y los presidentes de los distintos tribunales eran sacerdotes de la diosa, y todos ellos ocupaban la más alta jerarquía en la administración, eran los primeros después del faraón. La misión principal del monarca, representación viva de Ra en la tierra, era hacer reinar la justicia para que el orden imperase y el país fuese próspero.

Maat encarnaba la verdad, el orden y la justicia, y hacía girar la rueda de la vida que solo era posible si imperaba el orden establecido. Sobre esta idea se fundaron las bases y los estatutos de la ley en el Antiguo Egipto, con leyes que habían sido dictadas por los dioses y cuyo intérprete y juez supremo era el Faraón, encarnación de Maat. Como consecuencia, Maat era la patrona de los jueces. Se representaba como una mujer de pie o sentada sobre sus talones con una gran pluma de avestruz sobre la cabeza y portando en una mano el cedro y en la otra el anj, el cetro del poder. Su pluma se empleaba para pesar el corazón de los muertos en el juicio final.2
En el Antiguo Egipto todo lo que afectaba al hombre estaba relacionado: sociedad, economía, religión, ciencia. La justicia, el orden, tenía como finalidad permitir una vida llena de abundancia, felicidad y salud, tanto en este mundo como en el Duat. No había un sistema jurídico similar al Derecho Romano y apenas se han encontrado textos jurídicos, aunque todos los existentes y las inscripciones hablan de la justicia.
Según Bernadette Menu, la función de juzgar, crear y conservar el derecho viene definida por el título sAb, tAy.ty, título que a veces puede ser completado o reemplazado por el de "Sacerdote de Maat" o el de "Sacerdote de Thot", y por dos actividades: hacer el derecho (ir mAat), es decir, crear la jurisprudencia, y separar a los litigantes una vez satisfechos.

El juez supremo era el Faraón, aunque actuaba como tal solo en ocasiones, como en juicios por alta traición. Desde la tercera dinastía este papel de juez supremo estaba encomendado al chaty, que a su vez delegaba en magistrados locales que eran ayudados por escribas de alto rango. Durante la cuarta dinastía comienzan a proliferar en los distintos nomos las salas de audiencias (llamadas Morada Venerable), en donde los nomarcas actuaban, por lo general, como magistrados locales.
El chaty, gran sacerdote de Maat, daba audiencia en la sala de columnas del palacio de Tebas, vestido con lino blanco y un cetro en la mano. Ante él se extendía los cuarenta rollos de pergamino en los que estaban transcritas las leyes. Junto a él se encontraban sus consejeros y los escribas encargados de levantar las actas. Acabada la audiencia, el chaty rendía cuentas de ella al faraón. Este era el Hwt wrt, el tribunal en el que el chaty impartía justicia y solucionaba otros asuntos legales.5 El conjunto de órganos judiciales de todo el país dependía del Departamento de la Balanza, en la sede del gobierno central. Estaba presidido por un miembro del Consejo de los Diez que dirigía la totalidad de los servicios administrativos y del que dependían los jueces y demás funcionarios de justicia. Este consejo estaba formado por altos funcionarios con gran experiencia, que integraban el Tribunal Supremo y redactaban las leyes bajo la dirección del chaty.
[editar]Jerarquía judicial
El Faraón, dios viviente y garante del orden y la justicia.
El chaty, primer ministro, mano derecha del faraón.
El haty, gobernador de un nomo.
El wpyw, tribunal.
El d3d3t consejo local de funcionarios.
El s3b juez de primera instancia.
El sr escriba adscrito a la administración de justicia.
[editar]Fuentes jurídicas

No se ha encontrado ningún código de leyes egipcio, aunque existen referencias indirectas de la existencia de normas, así como se conoce variadas formas de juramento (por un dios, por varios, por el faraón...).
Los documentos legales se dividen en:

Los relativos a cuestiones familiares o particulares: competen al derecho privado, salvo cuando se trata de la herencia de un cargo oficial dentro de la familia que se regula por el derecho oficial. Existía y estaba regulado el divorcio o la adopción, así como se juzgaba los malos tratos o el adulterio.

Los contratos comerciales y los préstamos.

Derecho criminal: El primer paso era la denuncia y colocación del criminal ante el poder. Se han documentado casos de abuso de poder de funcionarios que eran vigilados, investigados e interrogados. Hay tribunales de justicia locales en algunas ciudades documentados desde el 2600 a. C.

Contratos con el palacio o templo: son oficiales. Se regula en ellos los títulos nobiliarios, el censo, las reclutas de soldados u obreros, notas de impuestos, inventarios y diarios. Los sacerdotes intervenían en el derecho y las leyes, ya que en todas las épocas los sacerdotes ejercieron funciones de magistrados y los templos eran palacios de justicia.

Las sentencias podían declarar inocencia, culpabilidad y está atestiguada la privación de la libertad, requisa de propiedades, condena a trabajos forzados, castigos corporales y la condena de muerte. Los trabajos forzados podían ser en las minas, y la condena de muerte, en caso de extrema gravedad del delito, podía ser por ahogamiento e incluso se llegaba a quemar el cadáver para impedirle al condenado la vida eterna.

Fuentes conocidas
Estela de Guiza (Museo del Cairo, IE 42.787)
Descubierta por Steindorff en 1910 y realizada durante la cuarta o quinta dinastía, es el documento jurídico más antiguo de los conocidos. Contiene un contrato de compra-venta que incluye una inscripción en un registro, testigos y demás formalidades, lo que demuestra la existencia de una legislación civil.

Decreto de Neferirkara
Regula la protección de los sacerdotes frente a las levas de trabajadores.

Decretos de Neferkara Pepy
Mencionados en el papiro de Ipuur, demuestran la existencia de normas jurídicas durante la sexta dinastía, circa el año 2200 a. C.

Decretos de Coptos
Entre ellos están los del faraón de la dinastía VIII Neferkauhor nombrando a su chaty Shemay como gobernador del Alto Egipto, en un intento de arrebatar los nomos del sur a sus gobernadores.
Decreto de Horemheb
Fue grabado hacia el 1300 a. C. en el pilono X del templo de Karnak, y consta de nueve partes que se han considerado la base de sistemas legales posteriores. Su finalidad era frenar los abusos de los funcionarios corruptos reformando el sistema judicial vigente: hubo problemas de prevaricación en distintas épocas, ya que en tiempos de escasez los recaudadores oprimieron en exceso a los agricultores con el apoyo de jueces sobornados.
El magistrado convicto de abusos sería condenado a que le cortaran la nariz y deportado a Silé, en Suez. Horemheb ordena la inspección periódica de la gestión de todos los funcionarios adscritos a los tribunales y la creación de dos tribunales de justicia con competencia en las dos tierras:
Se castigará con implacable rigor a los funcionarios que, abusando de su poder, roben cosechas o ganado de los campesinos bajo el pretexto de cobrar impuestos. El castigo consistirá en cien bastonazos y hasta el corte de la nariz. Si el involucrado fuera un juez que se hace cómplice de un recaudador de impuestos para compartir sus rapiñas, la pena será de muerte.
Los jueces no se deben dejar influir por nadie y no pueden aceptar pagos ni regalos de otra persona que el rey, a cuyo servicio se deben. El delito más grave es el del juez que se deja comprar: su castigo será la muerte.

Código de Hermópolis
Recogido en escritura demótica en un papiro encontrado en la necrópolis de Hermópolis. Es una recopilación sobre derecho civil para uso de magistrados y escribas.

Papiro Abbott
Recoge una investigación realizada durante el reinado de Ramsés IX sobre saqueadores de tumbas del Valle de los Reyes.

Fuente: http://es.wikipedia.org/wiki/Justicia_en_el_Antiguo_Egipto


Los Edictos de Asoka - Lejano Oriente - India


Tras someter a sus enemigos mediante sangrientas campañas militares, el soberano indio Asoka (ca. 304-232 a.C.), tercero de la dinastía Maurya, se convirtió al budismo y emprendió una serie de reformas en las que, desde la proclamación de la Ley Sagrada budista (Dhamma), evidencia una gran preocupación por el bienestar físico y espiritual de sus súbditos. Estas reformas son recogidas en una treintena de inscripciones en piedra -a menudo en forma de pilar de hasta 15 metros de altura- repartidas por los territorios actuales de la India, Nepal, Pakistán y Afganistán, en las que el soberano se autodenomina «Piyadasi, el Amado de los Dioses» y que figuran redactadas generalmente en una lengua india próxima al sánscrito, aunque en ocasiones también aparecen en arameo e incluso en griego.
La inscripción de Girnar (península de Kathiawar, estado de Gujarat, India occidental) fue erigida en 257 a.C. y menciona el envío de embajadas para dar a conocer el mensaje budista más allá de los dominios de Asoka, tanto entre los pueblos meridionales de la India como en Ceilán -Tamraparni en el texto- e incluso en las cortes de los soberanos helenísticos contemporáneos Antíoco II de Siria, Ptolomeo II de Egipto, Antígono Gonatas de Macedonia, Magas de Cirene y Alejandro de Epiro. (Pilar Rivero-Julián Pelegrín).


En la foto superior a la derecha, podemos apreciar como con la llegada del budismo en el siglo III a.C. tiene lugar la evolución de una arquitectura monumental en piedra, que se complementa con escultura en bajo y altorrelieve. La figura de Buda no estaba presente en el arte primitivo indio y se recurría a símbolos y a escenas de su vida, a representaciones de deidades budistas y de leyendas edificantes.
En aquella época -como a lo largo de toda la historia de la escultura- las figuras y la ornamentación se disponían en complicadas composiciones. Los monumentos más destacados de este periodo son los capiteles con formas de animales de los pilares de arenisca para los edictos del rey Asoka, y las barandillas de mármol que rodean las stupas de Bharhut, en Madhya Pradesh, cuyos relieves parecen estar comprimidos entre la superficie y el fondo. También son notorias las puertas de la stupa de Sanchi (siglo II a.C.), cuyos relieves tienen la delicadeza y la minuciosidad del tallado en marfil.

Leer más: http://arte-oriental.webnode.com.co/arte-oriental/india/escultura/


Los edictos de Asoka

El rey Piyadasi, el Amado de los Dioses, ha hecho redactar este edicto de la Ley Sagrada (...) Ningún ser vivo, tras matarlo, debe ser ofrendado (...) Antiguamente, en la cocina del rey Piyadasi, el Amado de los Dioses, cientos de miles de vivientes eran sacrificados todos los días para hacer el curry. Pero ahora, con la redacción de este edicto de la Ley Sagrada, sólo tres seres vivos, dos pavos reales y una gacela, son sacrificados. Y en adelante ni siquiera estos tres seres vivos serán sacrificados.
Por todas partes dentro de los dominios del rey Piyadasi, el Amado de los Dioses, y entre los pueblos de más allá de las fronteras, los Cholas, los Pandyas, los Satiyaputras, los Keralaputras, tan lejos como Tamraparni y donde gobierna el soberano griego Antíoco, y entre los reyes que son vecinos de Antíoco, por todas partes el rey Piyadasi, el Amado de los Dioses, ha hecho provisión de dos tipos de tratamiento médico: tratamiento médico para los humanos y tratamiento médico para los animales. Cuando las hierbas medicinales necesarias para los humanos o para los animales no estaban disponibles, yo las he hecho importar y las he hecho crecer. He hecho excavar pozos y plantar árboles para beneficio de los hombres y de los animales (...)
En el pasado, durante centenares de años, creció la muerte y el daño a los seres vivientes, el comportamiento impropio para con los parientes y el comportamiento impropio para con los brahmanes y los ascetas. Pero ahora, debido a la práctica de la Ley Sagrada por parte del rey Piyadasi, el Amado de los Dioses, el sonido del timbal ha sido sustituido por el sonido de la Ley Sagrada. La visión de los carros celestiales, los elefantes propicios, los cuerpos de fuego y otras visiones divinas no han tenido lugar durante muchos centenares de años. Pero ahora, debido a que el rey Piyadasi, el Amado de los Dioses, promueve la contención en la muerte y el daño a los seres vivientes, se ha difundido un comportamiento más apropiado para con los parientes, los brahmanes y los ascetas, y el respeto hacia la madre, el padre y los ancianos (...)
Ahora el Amado de los Dioses considera que la conquista por la Ley Sagrada es la mejor conquista. Y ésta ha sido alcanzada aquí, en los extremos, incluso seiscientos yojanas más allá, donde gobierna el soberano griego Antíoco, más alllá del cual gobiernan los cuatro reyes de nombre Ptolomeo, Antígono, Magas y Alejandro, del mismo modo que en el sur entre los Cholas, los Pandyas, y tan lejos como Tamraparti. Aquí, los dominios del rey entre los griegos, los Kambojas, los Nabhakas, los Nabhapamkits, los Bhojas, los Pitinikas, los Andhras y los Palidas, por todas partes los pueblos cumplen las instrucciones del Amado de los Dioses respecto a la Ley Sagrada. Incluso allí donde no han llegado los enviados del Amado de los Dioses, esos pueblos también, habiendo oído hablar de la práctica de la Ley Sagrada y de los mandatos y las disposiciones establecidas por el Amado de los Dioses respecto a la Ley Sagrada, están cumpliéndola y continuarán haciéndolo. Esta conquista ha sido alcanzada en todas partes, y ello proporciona una gran alegría, la alegría que sólo se puede proporcionar la conquista por la Ley Sagrada. Pero incluso esta alegría tiene escasas consecuencias. El Amado de los Dioses considera que, para ser más importante, el mayor resultado debe ser experimentado en el otro mundo.

Asoka, Edictos de la Ley Sagrada, traducción propia a partir de la versión inglesa publicada por Venerable Shravasti Dhammika. Extraída dehttp://www.cs.colostate.edu/~malaiya/ashoka.html.

Fuente de la Nota: http://www.cervantesvirtual.com/bib/portal/antigua/india.shtml#india2

Introducción Histórica - Próximo Oriente

Introducción histórica M.ª Pilar González-Conde Puente (Universidad de Alicante)

En la segunda mitad del IV milenio se habían formado ya una serie de núcleos urbanos en el sur de Mesopotamia cuya vida se articula en torno al templo y a la figura de un rey sacerdote, y que desarrollan la escritura cuneiforme. Los responsables de todo este proceso son los Sumerios, que encontramos en ciudades como Ur, Uruk, Lagash o Kish.

     A lo largo del III milenio encontramos ya allí poblaciones de origen semita que, en el último cuarto del milenio, comenzaron la formación de estados territoriales. Este es el caso del rey Sargón de Akkad, que ejercía el control sobre los territorios de Summer y Akkad (la baja Mesopotamia).
     Desde finales del milenio, otros grupos semitas occidentales se van asentando en Mesopotamia, atraídos por las posibilidades que ofrecen las prósperas ciudades del Eúfrates y Tigris. Los habitantes de la región les llamaban «Martu», y eran los «Amoritas» o «Amorreos». En el siglo XVIII a.C., un rey amorita llamado Hammurabi ejercía el control sobre un extenso reino con capital en Babilonia. Los valles medio y bajo de los dos grandes ríos que recorren Mesopotamia constituían ya por entonces una región central en la política internacional asiática. Mientras tanto, en el alto Tigris, los Asirios constituyen también ya una gran potencia.
     En el siglo XVI a.C. se formaron algunos grandes estados en el Próximo Oriente: el Imperio Hitita en el interior de Anatolia, y Mitanni en la región del alto Eúfrates y su afluente el Habur. Mientras tanto, Babilonia estaba gobernada por reyes Cassitas, recibía el nombre de «Karduniash» y había perdido su papel internacional. Sin embargo, mantenía una activa diplomacia, derivada del interés que los grandes estados tenían por esa región. En el siglo XIV a.C., el rey hitita Subbiluliuma se casó con una princesa Cassita. En las siguientes centurias, los reyes de Babilonia se convirtieron en vasallos de sus vecinos del norte, los Asirios.

     A finales del II milenio y comienzos del I, todo el Próximo Oriente sufrió transformaciones: destrucción de algunas importantes ciudades, llegada de nuevos pueblos y generalización del uso de la metalurgia del hierro. Las ciudades de la baja Mesopotamia seguían regidas desde Babilonia, ya entonces por monarcas caldeos (Arameos), que ahora eran tributarios de los reyes del alto Tigris, hasta que en el siglo VII a.C. se liberaron. Nabucodonosor II (605-562 a.C.) llegó a gobernar desde los Zagros hasta la costa mediterránea, saqueó las ciudades de Tiro y Jerusalem y deportó a numerosos prisioneros de guerra.
     En los siguientes siglos, Babilonia se convirtió en territorio de grandes estados extranjeros: Persas, Griegos y Romanos.


Fuente de la nota: http://www.cervantesvirtual.com/bib/portal/antigua/mesopotamia.shtml
Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...

Discurso sobre las Penas de Manuel de Lardizabal y Uribe